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PACTOS DE PARTIDOS

El voto urbano gira con fuerza hacia el PP

El centro-derecha domina doce de las ciudades principales y el PSOE resiste en Andalucía y cinturones industriales

El Partido Popular fue la fuerza más votada en 12 de las 20 ciudades que superan los 200.000 habitantes. En esa misma franja, el PSOE ganó en sólo seis. El predominio conservador sobre el voto urbano es menor en los núcleos más pequeños, donde se reparte la hegemonía de uno u otro partidos.El giro del voto de ciudades grandes y medias hacia el centro-derecha no ha tenido consecuencias más nítidas en estas elecciones del 6 de junio a causa de las desigualdades introducidas por la legislación. El sistema en vigor pretende evitar el abandono de la España poco poblada, dándole una buena presencia en el Congreso, a costa de disminuir la proporcionalidad que corresponde a las zonas donde se apiñan las personas y los problemas.

Así, las elecciones del 6 de junio revelaron que el Partido Popular, que concentra en Madrid el 15% de toda su fuerza electoral, necesitó el voto de 85.000 ciudadanos para obtener cada una de sus actas de diputado por dicha provincia. En cambio, a ese mismo partido le bastó el apoyo de 15.000 personas para obtener escaño en Soria.

Los beneficios y los perjuicios funcionaron de modo similar en el caso del PSOE. Porque si observamos el mismo caso de Madrid, cada diputado de la lista del puño y la rosa salió adelante con algo más de 83.000 votos. Sin embargo, los diputados socialistas por Teruel requirieron menos de 18.000 sufragios cada uno.

Alcaldías en juego

No hay, por lo tanto, una ventaja prefabricada para un partido como consecuencia directa del sistema electoral, sino una mayor representación parlamentaria de amplias zonas menos pobladas. En esa medida, el hecho de que el PP haya progresado no le permite obtener ventajas inmediatas.

Las consecuencias del avance del PP en el voto urbano tardarán algún tiempo en dar sus frutos. Ahora se avecina un calendario electoral muy apretado: autonómicas de Galicia y País Vasco, europeas y finalmente municipales y autonómicas dentro de dos años.

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El 6 de junio pasado, las candidaturas dirigidas por José María Aznar fueron las más votadas en tres de las cinco ciudades principales, Madrid, Valencia y Zaragoza. Mientras que la segunda, Barcelona, se encuentra dividida en diversos trozos electorales, el mayor de los cuales corresponde a Convergéncia i Unió. La proyección de los resultados del 6 de junio hacia las municipales no arroja ninguna mayoría clara en Barcelona. El acuerdo con Iniciativa per Catalunya, que permite gobernar al actual alcalde socialista, Pasqual Maragall, resultaría insuficiente para las municipales, siempre en el supuesto de un voto parecido al del 6 de junio.

Esa misma proyección produciría, por el contrario, varios vuelcos hacia el PP. Éste es el caso de Zaragoza, quinta ciudad de España, gobernada actualmente por el socialista Antonio González Triviño, cuyo partido ha sufrido un gran bajón respecto a las municipales de 1991. PSOE e Izquierda Unida no dan una mayoría comparable a la suma de votos del PP con el Partido Aragonés Regionalista, pero todo depende de los acuerdos que lleguen a materializarse.

Las posibilidades de vuelco son mayores en Murcia: ahora tiene un alcalde socialista, José Méndez, pero los conservadores han obtenido el contundente resultado de un 53% de votos favorables a su candidatura. Lo mismo sucede en Cartagena, la segunda ciudad de la región murciana y la trigésima de España por tamaño de población. En Vigo, el alcalde socialista Carlos González Príncipe se encuentra en franco peligro, tras el enorme avance de los populares.

En general, el predominio conservador es más apreciable en las ciudades situadas entre los 200.000 y los 500.000 habitantes (ver cuadro). Las victorias populares más apretadas corresponden a Gijón y La Coruña, dos casos bastante significativos, puesto que cuentan con sendos alcaldes socialistas, uno de los cuales (Francisco Vázquez, de La Coruña) llegó a disponer de mayona absoluta.

Sevilla y los cinturones

Frente a estos progresos del centro-derecha, en las 20 primeras ciudades de España el PSOE sólo ha logrado altas votaciones en Hospitalet y Badalona, ciudades ambas del cinturón industrial de Barcelona. En Córdoba se ha registrado un apurado desempate en favor de los socialistas. Sevilla, la ciudad de la Expo, es la gran excepción, con un respaldo a los socialistas prácticamente al borde del 50% de los sufragios. Málaga es una excepción a medias: el PSOE pierde en porcentaje de voto y aunque está aún por encima del PP, este partido se le acerca mucho.

A medida que se desciende en tamaño de población se restablece un cierto equilibrio entre el voto urbano a los dos grandes partidos. Jerez, Elche y varias ciudades dormitorio y zonas industriales próximas a Madrid y Barcelona conservan las mayores bolsas de apoyo a los socialistas.

Este voto contribuye al avance del PSC-PSOE en el conjunto de Cataluña y compensa la sangría socialista en la capital de España, además de resultados aceptables en ciudades andaluzas de tamaño medio. La eventual proyección de dichos datos hacia las próximas municipales indica que ninguno de esos resultados es contundente por sí mismo, por lo cual los socialistas necesitarían apoyos de Izquierda Unida -o romper a esta coalición, atrayéndose una parte de la misma- para conservar el control de muchas alcaldías.

En esa misma franja de ciudades de tamaño medio, el PP ha superado en Salamanca el 50% de los votos, cambiando de signo una situación hasta ahora controlada por el alcalde socialista Jesús Málaga. Consolida su predominio en Oviedo y se alza con el 50% de los votos de Burgos.

Alta participación

El respaldo electoral a los conservadores constituye un fenómeno relacionado en parte con la participación.

Madrid, Valencia, Alicante o Murcia aportan indicios de que el centro-derecha progresó más en las grandes ciudades donde se produjo una votación superior a la media de España.

Se da un alto grado de coincidencia entre las 25 provincias que registraron una participación por encima de la media (77,6%) y aquellas en las que el Partido Popular progresó más en porcentaje de voto. Valencia, donde el PP incrementó su fuerza en el 78% respecto a las legislativas anteriores, es uno de los casos extremos.

En general, puede afirmarse que el PP tiende a extenderse por todo el territorio. Sólo ha bajado en porcentaje de voto en Melilla y Cantabria, mientras el PSOE concentra casi la mitad de su respaldo electoral en Andalucía, Cataluña y Madrid.

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