El racismo aleja a Becker de Alemania
El tenista no vivirá en su país por las críticas ultraderechistas hacia su mujer mulata
A veces, las profundidades del alma de los pueblos emergen en los detalles más frívolos. La violencia racista, los ataques contra extranjeros, la actividad de los grupúsculos neonazis son, ciertamente, la acción de unos pocos y cuentan con el rechazo de la mayoría de la sociedad alemana. Pero en el mundo de los héroes populares, los mismos medios que, por un lado rechazan la xenofobia, la alimentan por otro. Los dos mayores mitos deportivos alemanes de los últimos tiempos, el tenista Boris Becker y el futbolista Lothar Matthäus, despiertan las iras de la prensa popular a causa de sus mujeres. La del primero, aunque alemana, es mulata. La del segundo es italiana.Becker acaba de decir que no podrá vivir en Alemania, al menos hasta que tenga 60 años. La razón esgrimida en una entrevista al periódico británico The Times, y recogida profusamente en la prensa alemana, es que sus compatriotas no aceptan a su novia, Bárbara Feltus, a causa del color de su piel. Becker anunció también, para mayor enfado de los alemanes, que, definitivamente, no piensa jugar la Copa Davis con su país. Lo cierto es que el trato que los medios de comunicación conceden a la bella Bárbara no deja lugar a dudas de que no acepta que una mujer de color -la llaman "Babsi, morena como el chocolate"- haya conquistado al héroe ario por excelencia.
En cuanto a Matthäus, capitán de la selección germana, el problema se llama Lolita Morena, una espectacular italiana con la que contrajo matrimonio hace poco más de un año tras divorciarse de su primera esposa, alemana, lo que ya en su momento le acarreó grandes críticas. Incluso el manager del Bayern Múnich, Dieter Hoeness, ha culpado a Lolita del bajo rendimiento del jugador en los últimos meses. Lolita, que presenta un muy criticado programa de televisión en una cadena privada, no se corta y afirma que Alemania es un país muy frío en el que no le gusta vivir. El sensacionalista Bild aseguraba el jueves que Matthäus iba a fichar por el Real Madrid ya que a su esposa le habían ofrecido un contrato con Tele 5.
Para compensar la traición de estos dos héroes, el deporte alemán ofrece héroes de recambio que se atienen a los valores tradicionales y no reniegan de los suyos, ni buscan mujeres diferentes. El primero de ellos es el tenista Michael Stich. Alto, bien educado, se casó recientemente, por la Iglesia y con todo el ceremonial, con una alemana rubia, alta y guapa. Está siempre dispuesto a defender los colores patrios y nunca hace declaraciones comprometedoras, a no ser contra Becker, quien parece despertarle un profundo complejo de inferioridad. "Él hace su camino y yo el mío", dijo ayer Stich. "No tenemos nada que hacer juntos".El Bild de ayer combinaba en su primera página las declaraciones de la madre de Christian B., el adolescente acusado de incendiar la casa de Solingen donde murieron cinco turcas, en las que pedía que se quemara a su hijo en caso de ser culpable, con el titular: "Por Babs (su compañera Bárbara) Boris rompe con Alemania". Entre esta confusión, los ataques contra extranjeros siguen siendo el cuento de cada día. El viernes, en un incendio en Sinsheim, una niña turca tuvo que ser hospitalizada tras una intoxicación por humo. La policía alemana tuvo sus primeros éxitos contra la violencia racista. Detuvo a 70 turcos por los incidentes de Solingen.
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