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ELECCIONES 6 JUNIOLOS POPULARES

"Al exilio, señoras, al exilio"

Frustración en la sede del PP ante la imposibilidad de celebrar su triunfo

"Al exilio, señoras, al exilio", aconsejaba lleno de frustración un joven militante del PP a un grupo de maduras damas afines que cruzaban la Castellana madrileña pasada la medianoche de ayer. Los chicos subían desde la plaza de Colón hacia la calle Génova donde tiene su sede el PP. Las señoras regresaban desoladas de esa misma sede hacia el hotel Fénix, donde simpatizantes y militantes del partido de José María Aznar se habían dado cita para celebrar un triunfo electoral que creían seguro.La frustración era para entonces general no sólo para los congregados al pie de las ventanas de la sede popular, sino entre los centenares de militantes y simpatizantes, muchísimos jóvenes, que tomaban una copa, seguramente amarga, en la explanada que da acceso al hotel Fénix.

La primera señal de que las cosas no marchaban para el PP la habían dado ya, al filo de las once, el alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y el candidato al Senado, Alberto Ruiz Gallardón, que se asomaron a las ventanas de la sede popular para agradecer el entusiasmo de un numeroso grupo de simpatizantes que coreaban insistentemente: "PP ahora" y "presidente, presidente". Las tibias palabras de ánimo de ambos dirigentes populares madrileños no daban pie a demasiadas esperanzas.

"Está claro que no ganamos", decía María, una estudiante de Políticas, de 23 años, que se había acercado a Génova, seguramente a celebrar un triunfo. "No hay forma de que se vayan", repetía, sólo para sí misma. "Han tardado 11 años en destrozar el país y todavía les votan".

A su lado, un grupo de militantes, entre ellos un joven alcalde de una localidad de la sierra norte de Madrid, se mostraba incrédulo ante el resultado. Ninguno parecía esperárselo. "Las cifras no cuadran. Pero ¡si en Madrid barremos! Y ahora dice el ministro que estamos empatados". Alguien hablaba incluso de pucherazo. Pero el abatimiento de la mayoría no dejaba margen a ninguna forma de protesta.

Al filo de la medianoche

Pero fue al filo de las doce y media, tras la comparecencia del líder popular ante los periodistas y su claro reconocimiento del resultado adverso, cuando los más entusiastas se vinieron definitivamente abajo. En el vestíbulo del Fénix, mucho joven, mucha señora de tiros largos, los populares se quejaban a media voz de unos resultados que evidentemente no esperaban. "Pero entonces, ¿esas encuestas, es que no eran buenas?", se preguntaba un chaval, vestido con vaqueros y un jersey negro, que apuraba la última copa con un grupo de amigos, todos militantes del partido de Aznar. "Entonces, es que no hay forma. Esto es una república bananera y da igual lo que hagan", decía otro de sus compañeros.

Las pantallas de televisión, diseminadas por el vestíbulo y los salones del hotel, exhibían la imagen de un Felipe González triunfal, flanqueado por su esposa y Txiki Benegas. Pero nadie les había dado volumen y la imagen era una imagen fantasmal en un ambiente en el que ya sonaba música disco. Cuando alguien cometió a imprudencia de dar sonido a los aparatos, apenas pudo oírse la voz del líder socialista. Un abucheo general acabó con todo.

Hacia la una de la madrugada, con los ánimos más sosegados, Rodrigo Rato, número dos de la candidatura del Partido Popular por Madrid, y Alberto Ruiz Gallardón, se acercaron hasta el hotel para compartir la hora mala con sus huestes. Rodrigo Rato y Ruiz Gallardón se apoyaron en los datos que ha arrojado Madrid para dar un poco de calor a los deprimidos seguidores. A la vista de la mayoría de las expresiones está por ver que lo consiguieran.

A pesar de todo, la fiesta continuaba en el hotel escogido por los populares para celebrar su frustrado triunfo.

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