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Tribuna:ELECCIONES 6 JUNIO
Tribuna
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Desintoxicación

El momento sagrado del elector en el cuarto oscuro implica poder y determinación, tanto más cuanto que la decisión más importante sobre estas elecciones parece recaer en las últimas horas. Los votantes, que en otros comicios se limitaron a ratificar su opción, anunciarán mañana su forma política. Los dos grandes rivales -PSOE y PP- han convertido la campaña en la selección del candidato para presidir el Gobierno por un periodo más que improbable de cuatro años. En los tres procesos electorales recientes celebrados en tiempos de crisis económica, sólo uno de los partidos ha logrado la reelección. En- el Reino Unido, el cambio de Maggie Thatcher en favor de John Major y el temor a los laboristas permitieron la reelección del Partido, Conservador. En EE UU, George Bush perdió ante el candidato demócrata, y en Francia, los socialistas fueron diezmados por la derecha.Los debates espurios han sido es estas elecciones un canal de intoxicación. Los dos duelos televisivos concentraron todo el peso en la personalidad de ambos candidatos, haciendo del medio el único mensaje. González resucitó un perfil de izquierda de ocasión perdido en la noche de los tiempos, mientras que Aznar ha intentado revelar que su agrupación también posee credenciales que lindan con la socialdemocracia. La intoxicación consiste en esto: ninguno de los dos candidatos posee un programa comprensible para acabar con la recesión económica, agravada por los excesos y errores de los últimos años. Ambos, en cambio, se han presentado con generalidades, exigiendo, virtualmente, un cheque en blanco a los votantes. Los dos candidatos, uno por haber gobernado, y el otro por suscribir, en lo esencial, los puntos esenciales del programa macroeconómico en vigor, se merecen la misma pregunta: cuatro años más, ¿de qué?

Aznar, como creía Edoaurd Balladur en- Francia, piensa que su sola llegada al Gobierno supone el retorno de la confianza para que el ciclo inversor recobre el pulso. Esta ilusión domina el sistema de ideas de la Aznaromics. La recesión sería, por tanto, un error del Gobierno socialista que el cambio de gestores ayudaría a disipar. Ni en Francia ha sido así ni en España lo será. El renacimiento de la inversión -la clave de toda recuperación económica- exige, en el capitalismo, la existencia de oportunidades de beneficio. Son las inversiones las que crean nuevas rentas y éstas las que permiten aumentar el flujo del ahorro. El problema de la economía no es tanto la falta de ahorro sino el hecho de que las oportunidades de inversión en los sectores tradicionales están en dique seco. En su lugar, la economía ha estado soportada, aquí y en otras partes, por el engorde de la deuda, la especulación y la inflación del valor de los activos, que ahora toca a su fin., La cuestión no es tanto repetir el esquema ahorro-inversión, sino responder a esta pregunta: invertir, ¿para qué?

En su despedida ante los empresarios, Carlos Solchaga dijo el jueves que el déficit público no se puede reducir más. Hay diferentes tipos de déficit. Los intereses de la deuda, que suponen un 15% del gasto público, ya son un mecanismo de redistribución de la renta desde los contribuyentes a los inversores de altos ingresos que compran bonos, letras y obligaciones del Estado. Una redistribución de este tipo es tan censurable como económicamente negativa. El candidato que gane tendrá que abordar este problema. González ha sido incapaz de hacerlo; Aznar quiere justificar sus acciones en una auditoría de expertos. La culpa será de los políticos si no sale un mandato de las urnas.

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