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Las diferencias entre los ricos y los pobres se redujeron en España en los años ochenta

Javier Moreno

El 10% más pobre de la población española, estadounidense y británica corrió distinta suerte en la década pasada. Mientras los españoles aumentaron su participación en la riqueza nacional un 11%, estadounidenses y británicos se empobrecieron aún más. Son datos presentados en Madrid, en las primeras jornadas sobre La igualdad y la distribución de la renta. Los expertos destacaron que las políticas neoliberales de EE UU y el Reino Unido sólo favorecieron a los más ricos y predicen que en los próximos años se acentuará la lucha por el reparto de la riqueza.

El 10% más rico de la sociedad española perdió participación en la renta nacional -exactamente un 4,2%- entre 1980 y 1990, según un estudio del Instituto de Estudios Fiscales presentado en estas jornadas. Tanto en EE UU, como en el Reino Unido y en Alemania, por el contrario, los más ricos aumentaron la diferencia que les separa de la media, aunque a ritmos bien distintos: 2,7% en Alemania, 6,4% en EE UU, y un espectacular 9,5% en el Reino Unido de Margaret Thatcher.El simposio, organizado por la Fundación Argentaria, reunió la semana pasada a economistas y sociólogos para analizar la evolución de las desigualdades económicas y sociales en los últimos años. La publicación en los últimos meses de la Encuesta. de Presupuestos Familiares, que el Instituto Nacional de Estadística (INE) realiza cada diez años, ha permitido efectuar estudios comparativos de toda la década.

La variable utilizada es la renta monetaria disponible. Esta cifra recoge todos los ingresos ordinarios del hogar (rentas del trabajo, del capital, ayudas sociales, etcétera), menos el impuesto sobre la renta y las cotizaciones sociales obligatorias. Los avatares de los distintos grupos sociales en la década pasada iluminan la cara oculta del modelo político desarrollado en cada país.

Así, el gráfico muestra que en España la variación de la participación de cada grupo social en la renta fue directamente proporcional a su situación previa. Cuanto más pobre era una fracción de la sociedad, más aumentó, en proporción, su renta. Las dos fracciones más ricas (el 10% más rico, y el 10% siguiente), perdieron participación en la renta nacional.

"La actuación redistributiva en España en los ochenta fue impresionante"; según Juan Antonio Gimeno, catedrático de Economía Aplicada. Este esfuerzo redistributivo se realizó principalmente mediante el gasto público (ver EL PAÍS del 27 de mayo). No obstante, los expertos que asistieron al simposio señalaron que el grado de desigualdad en España está todavía entre los más altos de los países considerados.

El caso de EE UU fue exactamente el contrario. Cuanto más pobre era una capa concreta de la sociedad, más se empobreció. Tan sólo el 10% más rico y las dos fracciones siguientes se enriquecieron en la década de los ochenta con el mandato de Ronald Reagan.

Favorecer a los ricos

Las, políticas neoliberales en EE UU y el Reino Unido en los ochenta han propiciado una distribución desigual de los resultados del crecimiento económico en ese periodo, favoreciendo a los más. ricos, según coinciden los expertos.

La evolución en el Reino Unido fue más errática que en EE UU, aunque la tendencia fue la misma: aumento de las desigualdades. En general, sólo el 10% superior se enriqueció, pero el resto se empobreció de forma distinta. El 10% más pobre fue el que más sufrió, seguido de las fracciones medias.

"España está al 75% del nivel medio de la OCDE", según el catedrático de Sociología Julio Carabaña. Se trata de una situación única, en su opinión. "Los siguientes países, como Portugal, están ya en el 50%. Por eso España intenta desesperadamente seguir a los más desarrollados". "Y a veces, le da flato", comenta.

La crisis económica complica aún más la aplicación de políticas redistributivas. "En los países en recesión, como Alemania o España, la lucha por el reparto de la riqueza será más dura en los próximos años", aseguró Andreas Pfingsten, profesor en la universidad alemana de Siegen. "Se puede ser más generoso cuando hay más que repartir", precisó.

Sin embargo, Carabaña opina que en los países de la OCDE se ha alcanzado ya el techo del gasto social. "Hemos alcanzado el punto de saturación", dijo.

Los expertos destacaron también que en los años ochenta primó la eficacia y el mercado. "Había un cierto menosprecio por la redistribución", dijo Gimeno, quien recordó que el recorte en gastos sociales para las capas más desfavorecidas (fracción primera en los gráficos de EE UU y Gran Bretaña) puede llegar a ser peligroso para el propio sistema. "Basta con recordar los sucesos de Los Ángeles".

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