"Un buenazo, si; un calzonazos, no,"

La tranquilidad, que parecía inmutable, de Miguel Induráin se rompió por fin hace tres días. Nadie es perfecto. Un cómico televisivo, Francesco Salvi , se dedicaba cotidianamente a deshinchar los tubulares de la bicicleta del ciclista navarro, mientras éste hablaba para la televisión.El gracioso de la cadena Italia 1 hacía grabar la imagen para que la audiencia se lo pasara bien. El primer día, todos rieron incluido Induráin. El segundo, sólo divirtió a unos cuantos. A Induráin, maldita la gracia que le hizo. Le tocó recorrer un kilómetro andando. El tercero, el jueves, la cosa acabó casi en violencia. El ciclista sorprendió in fraganti a Salvi. Éste fue rápido y huyó a tiempo, pero el cámara que grababa la escena, discutiblemente graciosa y ya pesada, no tuvo tantos reflejos y vio, sorprendido, cómo un airado Induráin le tiraba las baterías al suelo mientras le decía: "Te fastidia que te rompan la herramienta de trabajo ¿eh?, pues la bicicleta es mi herramienta, así que no la toquéis más".

Esa noche, el ganador del último Giro recibió en la habitación de su hotel siciliano un hermoso ramo de flores. Salvi comunicó que se las había hecho llegar a modo de disculpa. "No pensé que le fastidiara tanto la broma", explicó. "Sí", contó ayer Induráin. "Recibí un ramo, pero no sé quién lo envió. Sólo venía con la tarjeta de una floristería de Milán". O sea, que el campeón no se dio por enterado. Salvi, por su parte, intentó repetir ayer la gracia con Stephen Roche, antes de la salida. Ante la mala cara que le puso el irlandés, desistió.

El director de Induráin, José Miguel Echávarri, estaba encantado del comportamiento de su pupilo: "No sé si el gracioso lo volverá hacer, pero Miguel estuvo admirable enfadándose. Salvi se estaba pasando. Lo poco agrada y lo mucho cansa. Miguel es un buenazo, no un calzonazos".