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La inflación del Reino Unido cae a los niveles de 1964

Enric González

La economía británica recibió ayer una agradable sorpresa: la inflación cayó en abril hasta el 1,3% interanual, frente al 1,9% registrado de marzo a marzo. La inflación subyacente, mucho más significativa porque no es distorsionada por la evolución de los tipos de interés hipotecarios, bajó tambíén del 3,5% hasta marzo al 2,9% hasta abril. Era la inflación más baja desde febrero de 1964, 29 años atrás, la época en que los Beatles viajaron por primera vez a Estados Unidos y Nikita Jruschov fue apartado del poder por Leonid Brézney, en la Unión Soviética.La caída del índice tuvo una explicación técnica: la sustitución en abril del poll-tax, el impuesto municipal, por el nuevo council-tax, cuyas facturas son un 10% más bajas como promedio. Los precios reales se mantuvieron estables o, en algún caso, mostraron un leve repunte, consecuencia de la devaluación de la libra esterlina.

Fue, de todos modos, una buena noticia. Muchos analistas temían que la devaluación tuviera un grave efecto inflacionista. Por el momento, no es así. La atonía de los consumidores, reflejada en el descenso de las ventas al por menor en marzo, mantiene los precios bajo control. La recesión, aunque técnicamente finalizada y consignada a la historia por el gobierno, sigue muy presente en la vida cotidiana de los británicos.

El dato de la inflación, unido al publicado el jueves sobre la tercera reducción consecutiva en el número de desempleados, parece confirmar la recuperación económica británica. Es, sin embargo, una recuperación lánguida y poco perceptible, lastrada por la crisis de los dos grandes clientes comerciales del Reino Unido: Alemania y Francia.

Las gran preocupación es ahora el desorbitante déficit público. El secretario del Tesoro, Michael Portillo, admitió el. jueves que, con un déficit que alcanzará los 50.000 millones de libras (9,2 billones de pesetas) al final del presente ejercicio, el Reino Unido se enfrenta a "una crisis gravísima".

El ministro del Interior, Kenneth Clarke, afirmó por su parte que el gobierno está "en un agujero" a causa del déficit. Para reducirlo, el Tesoro estudia la posibilidad de recortar sustancialmente las prestaciones de la Seguridad Social. Ese posible desmantelamiento parcial del Estado del bienestar ha causado alarma en la opinión pública, aunque el primer ministro, John Major, repite una y otra vez que "todas las opciones están todavía abiertas".

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