Edgar Mannheimer,
un famoso merchante suizo de relojes e instrumentos científicos, pagó 7.700.000 libras (cerca de 1.500 millones de pesetas) por una máquina calculadora de principios del siglo XIX. La pieza, subastada por Christie's, se suponía que podía alcanzar las 15.000 libras, tal vez 20.000. Sin embargo, la puja entre su actual propietario, por teléfono desde Suiza, y un museo alemán, cuyo representante se encontraba en la sala, llenó de perplejidad a los asistentes, que prorrumpieron en aplausos espontáneos cuando la pieza fue adjudicada. La máquina, en forma de caja circular y de gran belleza, con un diámetro de 21,5 centímetros, además de un instrumento científico muy complejo, es una auténtica obra de arte por su belleza, y su fabricante, Johann Cristoph Schuster, tardó dos años en construirla.-
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