Karol: "La crisis rusa puede ser mucho más explosiva que la que padece Yugoslavia"
El fin de los regímenes comunistas y la posterior eclosión de los nacionalismos y los fundamentalismos religiosos, con sus secuelas de violencia y miseria, se convirtieron ayer en los ejes de un debate sobre el presente y el futuro de Europa oriental. Con el telón de fondo de la presentación del libro La venganza de la Historia, del corresponsal de EL PAÍS para Europa oriental, Hermann Tertsch, políticos y periodistas dibujaron un sombrío panorama de destrucción y de guerras declaradas o latentes. El periodista y experto en la Europa del Este K. S. Karol advirtió: "La crisis rusa puede ser mucho más explosiva que la que padece la antigua Yugoslavia".
"La guerra en la antigua Yugoslavia nos impone la necesidad de enterrar el optimismo histórico de que la Humanidad camina hacia un mundo mejor". Las palabras del escritor y periodista Manuel Azcárate resonaron como un escalofriante aldabonazo en el salón del Círculo de Bellas Artes, de Madrid, abarrotado por centenares de personas en la tarde de ayer. Por ello, Azcárate se apresuró a matizar que esta convicción no debía impedir la lucha por los valores de la libertad, la democracia y los derechos humanos.Precisamente Hermann Tertsch, autor de La venganza de la Historia, que inaugura la colección Nuevo Siglo de la editorial EL PAÍS-Aguilar, explicó que las razones que le llevaron a escribir el libro fueron una mezcla de "cariño, frustración y enorme interés por gentes ignoradas en Occidente". "Unas", agregó, "sumidas en la pobreza y en la violencia, y otras próximas a caer en ellas".
K. S. Karol emplazó a la izquierda occidental a emprender un "examen de conciencia" sobre lo ocurrido en los últimos años en el antiguo bloque comunista.
Comunismo y nacionalismo
Tras subrayar que en Europa oriental no queda nada para reconstruir ahora algo nuevo, Azcárate se preguntó qué ideología ha sustituido al comunismo. "Con gran sorpresa por parte de Occidente", se respondió, "la sustitución del comunismo ha sido el triunfo del nacionalismo". Azcárate se lamentó de la falta de solidaridad por parte de las sociedades civiles de Europa y de EE UU con las víctimas de los horrores de la guerra`.El ex diputado del Partido Popular (PP) Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón recalcó que la desintegración de la Europa oriental había terminado con la intocabilidad de las fronteras establecidas tras la II Guerra Mundial. "La reunificación alemana, la disolución de la Unión Soviética, la guerra en la ex Yugoslavia y la partición de Checoslovaquia demuestran que la teoría sigue aferrada a una inamovilidad que ya no existe".
El consejero delegado de PRISA, Juan Luis Cebrián, destacó que la situación en Europa oriental había empeorado en los últimos meses. Al analizar las causas del deterioro citó los legados históricos, la significación del nacionalismo, la desaparición del antiguo orden internacional y la crisis económica. En su opinión, "lo que ha destruido el comunismo es el comunismo mismo, sus errores y sus terrores".
Cebrián se refirió a un "cansancio de la Ilustración, de la razón" para resaltar que el mundo asiste al "crecimiento de la magia, de la religión, del fanatismo". Según Cebrián, la guerra en los Balcanes pone de relieve las debilidades de Europa sumida en "una timidez y una confusión impresionantes". Al referirse a una eventual intervención en Bosnia, Cebrián comentó: "En cualquier caso, una intervención debería cumplir dos objetivos: Limitar el sufrimiento de la población e impedir la extensión de la guerra".
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