Diferentes actitudes
El Joventut salvó el primer match ball, y sin quitar mérito a su buena actuación, debe agradecer al Real Madrid su deficiente predisposición, muy lejos de la que deberían haber tenido para terminar la- serie por la vía rápida. Los verdinegros hicieron lo que se presumía, corrigieron errores anteriores y se mostraron siempre suficientemente animosos para empezar su ardua tarea de hacer historia. Todo lo contrario que el Real Madrid, autoeliminado del partido desde el primer minuto. La tranquilidad que da una ventaja como la que tenían al acudir a Badalona en vez de dotarles de aplomo, les atocinó hasta extremos insospechados. Sin ninguna tensión opositora, el Joventut pudo levantarse de la tumba.El todavía campeón liguero se movió con coherencia y demostró haber aprendido las dos lecciones recibidas en Madrid. Una vez que Villacampa empezó a tirar del carro, el resto se subió sin miedo a un carrusel tremendamente efectivo. No hubo temor a la presencia de Sabonis, al que ahogaron durante la primera parte (siempre con la ayuda del espesísimo ataque blanco de los primeros minutos). Los badaloneses tampoco tuvieron reparos en lanzar a canasta con firmeza, y supieron encontrar soluciones a los obligados cambios de planteamiento que Luyk tuvo la obligación de incluir en su equipo.
La zona 1-3-1, panacea universal para el Madrid en el segundo partido, fue atacada sin prisa pero sin pausa por un controlado ataque verdinegro. La buena circulación de balón y la seguridad en el lanzamiento superaron una alternativa defensiva que, de haber vuelto a ser efectiva, podría haber atacado definitivamente las neuronas de los hombres de Sainz. Y ya se sabe que las zonas se atacan tanto con las manos como con la cabeza. Las otras variantes madridistas, incluida un fugaz 1-4 con Biriukov sobre Villacampa, no lograron romper el ritmo de puntuación.
Si la defensa no le. funcionó bien -es difícil ponerte las pilas cuando partes con 15 puntos de desventaja-, el ataque blanco no le fue a la zaga. Y es que el problema del Madrid no era de ataques o defensas, sino de actitud.
En este primer partido fuera de su campo se dedicó a verlas venir, quién sabe si por el convencimiento de que el Joventut se rendiría incondicionalmente con sólo su presencia. Cuando se dio cuenta de que los badaloneses no han dado, por concluida su temporada, el aspecto psicológico del choque estaba perdido. Con más de 10 puntos de ventaja, el Joventut no vio nunca de cerca la eliminación, mientras que el Madrid se autoobligó a luchar contra sus adversarios tanto como contra su propia pereza.
El aspirante sigue conservando la ventaja, pero su pésimo partido ha enseñado un rayo de luz en el negro panorama que tenía el Joventut.
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