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Escolares centenarios

El colegio Maravillas, uno de los más antiguos de Madrid, recibe la medalla de la ciudad

En 1931, en el clima crispado de la II República, la sede de Cuatro Caminos se quemó y se suspendieron las clases hasta que dos años más tarde se trasladaron al paseo de la Castellana con el nombre de Colegio-Academia Menéndez Pelayo. Sólo dejaron de enseñar durante esos dos años y otros tres durante la guerra civil. En plena posguerra la comunidad recuperó su denominación original y se trasladó a la colonia de El Viso, donde todavía sigue.El hermano Alejandro Pérez-Ochoa, que tiene 40 años, y es director del Maravillas desde hace cuatro, muestra orgulloso, el polideportivo que diseñó para ellos el arquitecto Alejandro de la Sota. Pero sus ojos se le iluminan todavía más cuando habla de sus alumnos, 2.000 este curso,, entre los 6 y los 18 años. Uno de ellos, Miguel, tiene 17 y no conoce otras aulas que las del Maravillas. Está contento en su colegio, pero no puede comparar con otros, dice.

Algo especial

Cristina, en cambio, sí puede hacer comparaciones porque sólo lleva dos años aquí. Es la representante de los alumnos y cree que este colegio tiene algo especial. "Eso sí; hay que estudiar mucho!", dice esta estudiante de COU. Una compañera la corrige: "Demasiado".

Tiene su compensación. Aunque declaran que aquí. no se hinchan las notas, como en otros colegios, y es dificil obtener las brillantes medias necesarias para acceder a algunas facultades universitarias, opinan que la preparacion es muy buena y llegan a los estudios superiores con una estupenda base. A juzgar por los puestos que ocupan los ex alumnos del Maravillas, debe de ser cierto. La mayoría son abogados, ingenieros, arquitectos, médicos o profesores universitarios.

Entre ellos se encuentra Juan Antonio Lascuraín, que con 31 años es vicedecano de la Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Lascuraín, que recuerda con cariño sus años de estudio con los hermanos de Lasalle, sobre todo valora el tipo de educación que le han dado.

"Con la perspectiva del tiempo valoro mucho la educación musical y deportiva, a la que daban bastante importancia", dice el vicedecano. Aunque es un colegio de religiosos, Lascuraín considera que los hermanos siempre mostraron un talante bastante liberal y abierto. "Nos inculcaron una concepción progresista y social del evangelio", concluye.

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El jesuita, y periodista Pedro Lamet también pasó toda su infancia y adolescencia en el colegio. No eligió la orden lasalliana porque tenía clara su vocación sacerdotal y los hermanos de Lasalle renuncian a ser curas. "Ellos depositaron una semilla", explica Lamet, "pero yo ya tenía una inclinación".

Uno de los recuerdos que se le quedaron grabados al jesuita es la hora de la tarde que los hermanos dedicaban a narrar historias bíblicas en un tono de divertimento que les hacía más llevaderas las clases.

Ahora los profesores -"alguno muy facha y otros bastante rojos", dice un alumno- les dejan respirar un viernes e cada dos y organizan fiestas en una discoteca casera. Pueden llevar algunos amigos y beberse algún cubata, pero sin pasarse, que el hermano Alejandro vigila. Actualmente, el 80% de los enseñantes que trabajan en el Maravillas son seglares.

Teatro de amor

Uno de los inconvenientes del colegio era, según Lamet, que no había chicas. Hace 15 años asomaron las primeras faldas en los pasillos, al principio sólo en COU y luego progresivamente en el resto de los cursos. Ahora son un tercio del alumnado. El director es un convencido de la coeducación: no le gusta que haya sólo chicos y tampoco que los muchachos vayan uniformados.

Buena parte de los antiguos estudiantes del Maravillas envían a sus propios hijos al colegio. "Se forman auténticas sagas familiares", dice Rafael Montejo, otro ex escolar. La mayoría provienen de familias de la burguesía, pero el colegio, que carece de subvenciones, evita clasificarse como escuela elitista. "Además, han fomentado una preocupación social", explica Lascuraín.

Los estudiantes están encantados con la celebración del centenario: los de COU porque estuvieron una semana más de viaje de fin de curso en Turquía y Grecia, y los pequeños porque tienen un montón de fiestas. El hermano Alejandro está entusiasmado con la puesta en escena de Romeo y Julieta, de Shakespeare, por los alumnos. La ha elegido "para que vean lo que es el amor".

El "hermano fotógrafo"

L. O., Lleva más años que nadie en el colegio Maravillas y es toda una institución. Aparte de su labor como profesor de pretecnología, el hermano, Feliciano es. la memoria del centro. Desde los años cincuenta recorta y pega cuidadosamente todas las fotografías de excursiones, los recortes de prensa y cualquier recuerdo digno de figurar en los gruesos tomos de historia de la escuela. Más tarde se decidió a ser el hermano fotógrafo y no falta a ningún acto que se organice en el colegio para inmortalizar con su cámara los minutos más gloriosos.

El hermano Feliciano tiene 64 años y lleva 45 en el colegio. Arrastra la fama de tener mucho genio, pero el hermano fotógrafo es muy querido por los ex alumnos, a los que suele reunir para celebrar las bodas de plata de su promoción.

En los anales que guarda en su dormitorio se pueden encontrar los primeros cuadros de un joven pintor de nombre Luis Eduardo Aute, al que hoy es uno de los más ,conocidos empresarios españoles participando en un concurso radiofónico o al director de una multinacional vestido de marinero en su primera comunión.

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