Los serbios desafían a la ONU con nuevos ataques contra zonas protegidas

Las 2.000 granadas caídas ayer sobre el enclave musulmán de Zepa fueron la respuesta de los serbios de Bosnia a la resolución de la ONU que declara esta ciudad y otras cuatro, entre ellas Sarajevo, como "zonas protegidas". El presidente norteamericano, Bill Clinton, anticipó anoche, tras reunirse con los dos máximos responsables de la Comunidad Europea, Jacques Delors y Poul Rasmussen, que EE UU y Europa anunciarán próximamente una decisión conjunta para poner fin a la guerra.

Radioaficionados de Zepa, en Bosnia oriental, informaron ayer que la ciudad está a punto de caer en manos serbias y hablaron de centenares de cadáveres, muchos de ellos pudriéndose en las calles. Los responsables de las fuerzas de la ONU en Bosnia confesaron ayer su incapacidad para confirmar estos testimonios, ya que los serbios impiden el paso a los observadores. El general Philippe Morillon negoció ayer con el responsable militar serbio, Ratko MIadic, un acuerdo para Zepa similar al alcanzado en Srebrenica, que permita la creación de una zona desmilitarizada.El Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas decidió por unanimidad el jueves por la noche declarar Sarajevo, la capital de Bosnia, y las ciudades musulmanas de Zepa, Gorazde, Tuzla y Bihac como zonas protegidas.

Por otra parte, el presidente del Gobierno, Felipe González, se reunirá la semana próxima con los portavoces de los grupos parlamentarios para tratar la situación en Bosnia-Herzegovina y la participación española en la resolución del conflicto, según anunció ayer en un acto electoral.

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, pidió una intervención europea, y española, en la antigua Yugoslavia para frenar el genocidio. "Los partidos políticos en campaña electoral son muy cobardes y, a veces, con tal de no perder tres votos, son capaces de silenciar cualquier cosa", afirmó el presidente catalán.

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