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Dos concejales socialistas abandonan el grupo municipal en plena precampaña

Javier Casqueiro

Juan Barranco, portavoz socialista, tiene un objetivo para su equipo de oposición en el Ayuntamiento de Madrid: que esté formado por concejales "operativos", conocedores de la realidad de sus barrios. Ramón Muñagorri, un fichaje estrella hasta ahora en el anonimato, presentó en el pleno de ayer su renuncia para dedicarse aún con más atención a sus asuntos privados. Enrique Curiel, del PSOE, y Franco González, de IU, abandonarán también el Ayuntamiento porque figuran como candidatos a diputados en lugares de casi segura elección. El PSOE ya ha perdido a cuatro ediles de su alineación inicial.

Barranco, naturalmente, no quiere ni oír hablar de crisis ni tampoco de reestructuración. Dos ole los concejales que le acompañaron en las pasadas elecciones municipales en la candidatura del Ayuntamiento de Madrid ya abandonaron hace tiempo el municipio. Uno, por otra ocupación política (Juan Lobato se marchó a la secretaría general de la Consejería de Educación), y otro, para encauzarse hacia sus actividades profesionales (Jorge Tinas, ex responsable de Medio Ambiente).Ramón Muñagorri fue en realidad el primero que puso su cargo a disposición de Barranco tras las elecciones municipales, cuando se reafirmó oficialmente que el PSOE permanecería en la oposición. Muñagorri estaba destinado a ocupar las máximas responsabilidades urbanísticas de gobierno del equipo de Barranco en la Gerencia de Urbanismo y en la Oficina para la Revisión del Plan General.

El edil comunicó a Barranco, tras perder las elecciones, que quería centrarse en su vida profesional como abogado experto en temas urbanísticos, pero se tardó tiempo en encontrar el momento oportuno que no se interpretase como una disensión o como una escalada de abandonos si coincidía con otra fuga.

Muñagorri admitió ayer en el pleno, donde formalizó su renuncia, que había trabajado poco para la corporación y que otros compañeros eran "más eféctivos". El concejal, de hecho, apenas acudía desde hace meses a comisiones e incluso faltaba a algunos plenos.

El edil, además de impulsar su actividad profesional como abogado urbanista en Madrid, pretende dedicar más tiempo a la vicepresidencia del área para el Tercer, Mundo de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). Muñagorri presidió la CEAR cuatro años, ahora encabezada por Juan María Bandrés.

El edil declaró ayer a este periódico que no se. siente mal en el papel de miembro de la oposición, pero admitió que es más eficaz gestionando. "No hay ningún disgusto con el grupo, sino, en todo caso, con la manera de hacer política en la actualidad de confrontación, de escasa creatividad y de insultos de todos los partidos", dijo Muñagorri.

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Muñagorri se mostró partidario de más acciones conjuntas a la hora de promover actuaciones que puedan ser beneficiosas para la ciudad, al margen de ideologías partidistas: "Hay veces que me gustan cosas que propone el PP y, sin embargo, otras no del PSOE".

El concejal dedicará ahora todos sus esfuerzos a su empresa de proyectos de arquitectura e ingeniería (Georplan). "Antes me venían clientes que tenían unos terrenos en Madrid para que les supervisase actuaciones relacionadas con el Plan General y me veía en la obligación moral de rechazarlos porque no sabía descifrar si venían por mi experiencia profesional o porque era concejal", explicó Muñagorri.

Los sustitutos

Muñagorri será sustituido por la siguiente candidata en la lista, Ana María Martínez Echevarría, que ya fue en la anterior legislatura concejal en Chamberí.

El caso de Curiel es distinto. La explicación a su abandono del Ayuntamiento es política. Enrique Curiel, natural de Vigo, concurrirá a las próximas elecciones con el PSOE como número dos en las listas de Pontevedra, con claras opciones de salir elegido. El puesto es compatible legalmente con el de concejal, pero "estéticamente" se considera improcedente al no acudir al Congreso por Madrid. Todo indica que Curiel optará por ser diputado y dejará el Ayuntamiento, en el que tampoco ha encontrado un acomodo a su medida en estos casi dos años de trayectoria municipal.

Barranco asumió ayer indirectamente este hecho al explicar que tanto la sustituta de Muñagorri como el de Curiel (Miguel Conejero Melchor, secretario de la agrupación de San Blas) son concejales "más operativos, que conocen mejor sus barrios".

Otras fuentes del partido apuntan, sin embargo, que Curiel no deja el Ayuntamiento únicamente por voluntad propia, sino forzado, indirectamente, por algunas actuaciones que le parecen inadecuadas de responsables de su grupo. El concejal no fue localizado ayer para contrastar esta versión.

Curiel, además, no será probablemente en estas elecciones el único edil que cambie las responsabilidades de oposición en el Ayuntamiento por otras sin precisar en el Congreso de los Diputados. Franco González, concejal de Izquierda Unida, se presenta en la lista de esta coalición por Madrid en el cuarto puesto. Su cargo sería ocupado por Alfredo Marchand Prados, vocal en Chamberí, en caso de obtener González acta de diputado.

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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