Guido Carli, ex gobernador del Banco de Italia y ex ministro del Tesoro italiano
Guido Carli, el rostro económico de la política italiana de la posguerra, figura destacada también en el campo de la empresa privada y en instituciones internacionales como la Unión Europea de Pagos, a cuya fundación contribuyó y que dirigió personalmente a partir de 1950, falleció a los 79 años, durante la noche del jueves al viernes, en su casa de Spoleto, la bella villa medieval de Urabria.Nacido en Brescia, Lombardía, el 28 de marzo de 1914, licenciado en Derecho por la Universidad de Padua, el hombre que nadó siempre a contracorriente de su propio partido, la Democracia Cristiana, como paladín de una economía totalmente privada, inició su carrera en el Istituto per la Ricostruzione Industriale (IRI), el gran grupo estatal. Pero sólo dos años después pasó a trabajar en Confindustria, la patronal italiana.
Como miembro de la representación italiana en la conferencia de Bretton Woods, participó en el diseño del sistema monetario internacional de la posguerra. En 1959 entró como director general en la Banca de Italia, de la que fue gobernador durante 15 años seguidos, entre 1960 y 1975.
Tras batir un récord histórico de persistencia en la lucha por el rigor monetario, siempre difícil y más aún en Italia, presidió la Confindustria durante cuatro años, y por otros cuatro más, hasta 1984, la UNICE, la federación de asociaciones empresariales europeas. Simultáneamente, desempeñó cargos en empresas del grupo Agnelli, una familia con la que mantuvo una relación larga y muy estrecha.
Fue senador democristiano desde 1983 hasta que no resultó reelegido en las elecciones generales de 1992. Desde 1989 hasta esa última fecha fue ministro del Tesoro en los dos últimos Gobiernos presididos por Giulio Andreotti. Desde ese cargo, Carli se distinguió en la defensa de la política de privatizaciones y por sus intentos, incluso intempestivos, de controlar las deterioradas finanzas públicas italianas. Él sentó las bases del reformismo económico y del rigor que el recién cesado Gobierno de Giuliano ha comenzado a poner en práctica. Su propia figura, alta y delgada, era una imagen de austeridad y de prudente distancias de las cosas.
Por todo ello, Guido Carli era una personalidad conocida y respetada en la escena intemacional, y especialmente en la Comunidad Europea, donde sus esfuerzos por encauzar a su país en la vía de la racionalidad económica eran apreciados, más allá de sus escasas consecuencias inmediatas.
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