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Una agonía que duró 15 horas

Sigue el juicio contra el hombre acusado de asesinar a un empleado para que no le delatara

La agonía de José Luis González, el asalariado presuntamente asesinado por su jefe y otro compañero de trabajo en un chalé de Pozuelo para que no les delatara, fue tan escalofriante como cruel. Mientras David Díaz (el jefe) le entretenía en su chalé de Pozuelo de Alarcón, Carlos Anllo (su compañero) le propinó. un brutal golpe en -la nuca con la llave de un gato hidráulico. Pero no murió en el acto, según la versión del fiscal: su agonía duró horas y horas.

Tras el primer y contundente golpe, la víctima cayó al suelo aún con conocimiento. Entonces, el jefe de la empresa se abalanzó sobre él y traté, sin éxito, de estrangularle. Después le maniató y le tapó la boca con un esparadrapo, para acto seguido acostarlo, todavía con vida, en un sofá. Al día siguiente (entre 15 y 20 horas después), los acusados le metieron en la boca fármacos distintos, que tampoco acabaron con su vida. Pero tampoco terminó ahí la agonía: el jefe trató de ahogarle nuevamente con unos cojines, por lo que le apretó el cuello, con el cinturón de un albornoz, hasta conseguir quitarle su último hálito de vida.El fiscal (que pide 30 años de cárcel por asesinato a David Díaz, quien presuntamente urdió el tétrico crimen, ejecutado en septiembre de 1989) está convencido de que los - hechos se sucedieron con la crueldad descrita. Pide otros 28 años para los otros dos supuestos implicados en el asesinato: Anllo (colega de la víctima y -autor del primer golpe) y Roberto Huertas, abogado de la empresa.

El juicio contra ellos se inició el lunes en la Sección Séptima de la Audiencia de Madrid, y se reanudará mañana miércoles. Por el momento han declarado los tres acusados. La declaración de David se centra en que no fue él, sino Anllo, su otro asalariado, quien mató a González. "Yo me limité a enterrarlo" ha dicho al tribunal.

González ocupaba un puesto parecido al de contable en la inmobiliaria de David Díaz, la cual estaba siendo investigada por presuntas irregularidades. Además, múltiples acreedores andaban tras los pasos de David, que huyó de Galicia y se refugió en Pozuelo.

El miedo a que González (que ya había descubierto parte de -la trama empresarial a su novia) revelara presuntos fraudes ante una eventual detención llevó a los acusados, según el fiscal, a matarle. Tras enterrarlo en un descampado próximo a Pozuelo, David y Anllo huyeron al extranjero.

Pasaron casi dos años y la familia de José Luis, harta de buscarle por todos sitios, contrató a un investigador privado. Surge así un elemento clave para aclarar el crimen. José Pimentel (el detective) empezó a desenredar el ovillo por el abogado, que se trasladó a Lugo,y por Anllo, que volvió de su exilio en Portugal. David permaneció en Suramérica.

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Investigador privado

Pimentel, en colaboración con la Guardia Civil, sonsacó al abogado Huertas que, José Luis había sido asesinado. "No lo busques más; el chico está muerto". "Cuando hablé con él estaba destrozado, amargado...% señaló ayer Pimentel al tribunal de la Audiencia. Huertas se autoexculpó y hasta desveló que Anllo había golpeado en la cabeza con una llave de gato hidráulico a José Luis.

Anllo confirmó al detective lo dicho por Huertas, aunque no contó toda la verdad: le estranguló David. No dijo, como sostiene el fiscal, que el primer golpe (mortal a la postre, según defendió ayer el forense) se lo propinó él. Ambos fueron detenidos inmediatamente por la Guardia Civil. Mientras tanto, el empresario seguía libre en algún país suramericano. Antes de dar con él en Panamá, el investigador se recorrió media Suramérica: Río de Janeiro, Perú... Fue la ex mujer de David quien le dio una pista certera sobre su paradero.

La actividad de Pimentel, que en todo momento supo más que las fuerzas de seguridad españolas sobre los pormenores del crimen, mereció ayer las críticas de los abogados defensores. Le acusaron de arrogarse funciones policiales.

Pimentel halló a David en Panamá y alerta a la policía de aquel país para que le detuvieran. Volvió a España dejando al empresario encarcelado en Panamá y después de que éste le confesara donde había enterrado el cadáver. Pimentel telefoneé a España y, tras dos años, la policía recuperó el cuerpo de José Luis.

Cuando la historia parecía terminar, David se fugó de la cárcel. El detective regresé a Panamá. Lo que no logró la policía de ese país, lo consiguió él en pocos días. Llenó parte M país con fotografías de David en las que ofrecía una fuerte recompensa a quien facilitara una pista sobre su paradero. Según él, un miembro de Interpol, entre otras personas, le facilitó una información fiable. Agentes policiales panameños detuvieron a David apenas unos días después, en presencia de Pimentel. David volvió a España, secuestrado por Pirnentel, según ha dicho al tribunal. El detective admite haber viajado en el mismo avión que David. "Pero no fui yo quien le traje, sino un policía panameño", declaró.

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