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Primer juicio a los etarras implicados en el cobro del 'impuesto revolucionario'

José Carlos Apesteguía Jaca, Peio Bilbao, confesó ayer su pertenencia a ETA y su implicación en el cobro a empresarios vascos de unos 40 millones de pesetas de impuesto revolucionario. En el primer juicio seguido en la Audiencia Nacional a integrantes de la red de finanzas de ETA, en la que aparece inculpado el abogado de HB Álvaro Reyzábal, Apesteguía describió sus llamadas, entrevistas y cobro de cantidades millonarias a "más de diez empresarios", pero negó que Reyzábal fuera el enlace para establecer las citas con los extorsionados.

Habitual defensor de presos de ETA en la misma sala de juicios en la que ahora el fiscal pide para él 15 años de prisión por pertenencia a ETA y amenazas, Reyzábal no se sentó ayer en el banquillo de los acusados sino que lo hizo, revestido de toga, en el banco de los abogados defensores. Aunque no declaró en la sesión de ayer, Reyzábal. estuvo arropado por una treintena de abogados con toga, en su mayor parte procedentes del País Vasco.En la sesión de la mañana, Peio Bilbao admitió todo cuanto le preguntó la fiscal, a excepción de dos cuestiones: quién era el enlace que preparaba las citas con los empresarios y a quién entregaba luego el. dinero de la extorsión.

En ese sentido, dijo que los contactos con los empresarios se hacían "a través de la organización" y que gran parte de las citas "venían del otro lado [de la frontera]". Respecto a quién le entregaba finalmente el dinero, replicó: "Eso no le interesa a nadie". A Reyzábal dijo que lo conoció durante su estancia en la cárcel.

Captado para ETA

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Peio Bilbao, en euskera y a través de un intérprete, dijo que fue captado para ETA por Felipe San Epifanio, y dedicó todos sus esfuerzos a tratar de convencer al tribunal de que su compañero de banquillo, Jon Andoni Solagurenbeascoa, desconocía la procedencia de los varios millones que en varías ocasiones le pidió que guardara en la sede del sindicato LAB, de Rentería.

Apesteguía dijo que se presentaba entre las cinco y las siete de la tarde en la sede de LAB y con la excusa de que "los bancos estaban cerrados" le dada a guardar en el cajón de un archivador varios millones procedentes de los empresarios.

Esta declaración se contradice con la que hizo ante la Ertzaintza, en la que admitió que el sindicalista de LAB era el encargado de guardar el dinero hasta llegado el momento de enviarlo a Francia. Peio Bilbao indicó que cuando declaró estaba "muy cansado y preocupado" y acusé a la Ertzaintza de "obligarle a decir lo que ellos querían".

Apesteguía describió minuciosamente las citas con el empresario M. J. B. , quien pagó 12 de los 30 millones que le exigió ETA. Éste, según la fiscal, acudió al despacho de Reyzábal tras las primeras amenazas y recibió de éste la indicación de que le llamaría Peio Bilbao.

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