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El AtIético aleja al Deportivo del título

Xosé Hermida

El Atlético salió del arroyo cuando más enfangado parecía. Después de una semana inmersos en un suicidio permanente, los colchoneros levantaron la cabeza en Riazor para torpedear la candidatura al título del Deportivo. Los coruñeses perdieron la oportunidad de sentenciar en una primera parte en la que estuvieron brillantes a ratos, pero una vez más se hundieron sin remisión en la mediocridad en el segundo tiempo.Los rojiblancos, a falta de otros alicientes, pueden haberse convertido en un curioso invitado de piedra en la lucha por el título de Liga: han logrado empatar en Barcelona y en La Coruña y todavía tienen la oportunidad de aguar la fiesta a su eterno rival, en el penúltimo partido de Liga en el Bernabéu. Gil, que no estuvo presente en Riazor, parece haber encontrado algo de sensatez y se olvidó de sus experimentos pretendidamente ofensivos para retomar el sistema de siempre, el de Luis Aragonés. Cacho Heredia sacó del armario el 5-3-2, con los carrileros que tan buen resultado dieron la temporada pasada, Toni y Aguilera.

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Con la zaga pegada al borde del área y Schuster jugando casi de libre adelantado, el Atlético ofreció una imagen bastante más presentable que la del equipo roto que en las últimas jornadas se arrastraba por los campos. Su juego comenzó triste, contagiado de la depresión general que vive el club del Manzanares, pero al menos estuvo bien organizado y su defensa se mostró compacta.

Desde el principio, a Schuster se le vio muy interesado en el partido, dando órdenes a sus compañeros para mejorar la colocación en el campo. Aunque apenas pudo construir juego por la presión a la que le sometió el Deportivo y el poderoso marcaje de Mauro Silva, en los pies del alemán se perdieron muchas de las buenas intenciones ofensivas del conjunto de Arsenio Iglesias.

La solidez del sistema atlético contuvo la habitual fogosidad de los blanquiazules en los primeros minutos de sus partidos de casa. Los movimientos en diagonal de Fran y especialmente de Aldana -a quien se le pegó la pelota al pie toda la noche- fueron el principal problema para los rojiblancos, que nunca acabaron de encontrar las soluciones adecuadas.

A pesar de todo, el Atlético logró sobrevivir sin agobios hasta el minuto 14, cuando el despistado Pérez Sánchez tuvo que recurrir a su juez de línea para saber si era penalti un posible derribo de Solozábal a Claudio, con caída notoriamente exagerada del delantero coruñés. Bebeto decidió sacudirse sus fantasmas y encaró la pena máxima. El brasileño amagó el tiro y 27.000 contuvieron el aliento. Como tantos otros porteros, Diego adivinó la intención del ajustadísimo disparo, pero sólo pudo tocar la pelota con la punta de los dedos.

Entonces sí quedaron al descubierto las miserias de los atléticos, sobre todo su poca fe en la victoria. El equipo de Gil-Heredia no se atrevió a buscar el empate. Schuster se adelantó algo más, pero todos los proyectos de acciones ofensivas se desintegraban en un minuto en los pies de Alfaro y Sabas, una artillería que no da para grandes empresas. Apañadito como estuvo ayer el Atlético, con Futre en el campo podría haber hecho maravillas.

El Deportivo se recreó en la ventaja. Intentó amarrar la pelota y buscar las combinaciones cortas. Incluso Mauro Silva y Aldana tuvieron oportunidades para sacar algún que otro taconazo y regatitos de ésos que tanto gustan en la grada. Los coruñeses rondaron el segundo gol, sobre todo con un cabezazo de Aldana en el minuto 17 que Aguilera sacó bajo los palos.

Como hace una semana frente al Albacete, el Deportivo se encogió en el descanso. Salió al campo con clara intención de especular y de ceder toda la iniciativa al contrario. En estas circunstancias, el Atlético no tuvo grandes dificultades para encontrar por fin el balón. El buen criterio de Schuster y la velocidad de Sabas, que al menos pudo incordiar un poco a la defensa rival, despejaron el panorama para los colchoneros.

El Deportivo no reaccionó. Es notorio -él mismo lo dice- que Mauro Silva está exhausto. Sin el concurso del brasileño, el centro del campo coruñés se resquebraja. Schuster podría dar testimonio de ello.

El partido se engolfó, progresivamente. El juego sufrió numerosas interrupciones y el balón dejó de circular. En ese escenario, el Atlético tenía que sacar provecho: fue gracias a otro penalti por agarrón de Mauro Silva a Toni. Vizcaíno cumplió el trámite de meter la bola y los rojiblancos se apresuraron a regresar a la trinchera.

Sin excesivo sudor, el Atlético controló la situación hasta el minuto 72, cuando el árbitro expulsó por doble amonestación a Vizcaíno. El Deportivo apeló a la clásica ofensiva en tromba, practicando con profusión el recurso al ollazo. Entonces, los jugadores del Atlético demostraron que aunque vivan en una permanente pesadilla, todavía conservan dignidad profesional. Rescataron su carácter proletario de siempre, pelearon hasta el final para suplir la inferioridad numérica y la seguridad de Diego en los balones por alto hizo el resto.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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