La mejora de las exportaciones y la débil demanda provocan una fuerte caída del déficit comercial
El déficit comercial en febrero ascendió a 164.200 millones de pesetas, lo que supone un descenso del 31,1% respecto al mismo mes del año anterior, según los datos facilitados ayer por la Dirección General de Aduanas. La cifra de febrero es la más baja en ese mes desde 1988, y supone la sexta vez consecutiva en la que se produce un descenso interanual. En los dos primeros meses del año, el déficit comercial fue de 350.300 millones, un 37,1% menos que en idéntico periodo de 1992. La debilidad de la demanda interna y los efectos positivos de la doble devaluación de la peseta sobre las exportaciones han propiciado estos buenos datos, que confirman una tewndencia iniciada en el segundo semestre de 1992.
El positivo comportamiento del déficit comercial durante el mes de febrero se debe "a la debilidad de la demanda interna -que frenó las importaciones-, y a la mejora de la competitividad de los productos españoles, tras la doble devaluación de la peseta -que provocó la mejora de las exportaciones-", según Economía. En concreto, las exportaciones alcanzaron en febrero la cifra de 610.200 millones de pesetas (un aumento del 3,6%), mientras que las importaciones se situaron en 774.400 millones de pesetas (un descenso el 6,4%).
Las exportaciones españolas al resto de los países comunitarios -prácticamente un 80% del total- se redujeron un 0,5%, como consecuencia de la recesión que experimentan sus economías. Por contra, la salida de productos españoles al resto del mundo crecieron un destacable 15,7%.
Aumentan las exportaciones
Durante los dos primeros meses del año, las exportaciones se elevaron a 1,1 billones de pesetas, con un alza del 6,8% sobre el mismo periodo del año anterior. En enero y febrero de 1993, las exportaciones a la Comunidad Europea aumentaron un 5,5%, mientras que las destinadas al resto del mundo crecieron un 10,7%.
Por su parte, las importaciones en febrero se vieron marcadas por la fuerte disminución de las importaciones no energéticas -9,6%-, y el significativo aumento de las energéticas, un 30%. El comportamiento de las últimas "se debe tanto al aumento de los de los precios energéticos, como al del volumen importado, destinado a paliar la caída de la producción hidráulica", según Economía.
En el transcurso del mes de febrero, las importaciones provinientes de los países comunitarios -prácticamente el 75% del total- descendieron un 9,6% respecto al mismo mes del año anterior, en tanto que las procedentes del resto de los países europeos cayeron un 0,4%.
A lo largo de los dos primeros meses de 1993, las importaciones originarias de los países de la CE se redujeron en un 8,7%, debido principalmente al retraímiento en las compras de automóviles. Con el resto del mundo, las importaciones descendieron un 7,6%.
Al margen de las cifras específicas de las importaciones y las exportaciones, el dato que mejor explica la favorable evolución del déficit comercial es la tasa de cobertura. En el primer trimestre de 1992, la tasa se situó en el 63,8%, y fue empeorando poco a poco hasta colocarse en el 59,9% a finales del tercer trimestre.
Al término del ejercicio pasado, la tasa de cobertura ya estaba en el 71,8%, en tanto que en febrero se colocó en el 78,7%.
Esta mejora de la tasa de cobertura se debe en gran parte a los efectos de las dos devaluaciones de la peseta -un 11% en total- producidas el 17 de septiembre y 22 de noviembre pasados. No obstante, dónde más se ha notado esa doble devaluación ha sido la fuerte reducción del saldo negativo con la CE, que en febrero fue de 48.500 millones de pesetas, frente a los 238.700 millones del cuarto trimestre de 1992.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.