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FÚTBOL / VUELTA DE LOS CUARTOS DE FINAL DE LA COPA

El Madrid queda en evidencia en Atocha

La Real Sociedad se quedó a un paso de condenar al Madrid a las tinieblas. Los discípulos de Benito Floro sucumbieron a la altanería con que afrontaron el partido y acabaron en plena tarea de desagüe en las proximidades de su área.. Un par de oportunidades por todo botín y una exhibición de indolencia defensiva les pusieron al borde de una sima, cuando se disponían a una ociosa excursión por Atocha.Todo estaba a su favor. El resultado de ida (4-0) era inapelable y John Toshack había sumido a la Real en una versión sui generis de la duda hamletiana. "Valiente como un león o tonta como una escoba", dijo el galés, lo que, traducido al lenguaje futbolístico, viene a significar "lucha o rendición". La decisión final era una incógnita, pero sus jugadores no atendieron al diálogo con la calavera: no se daban por muertos.

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Con la defensa madridista desempeñando el papel de claque, la Real dispuso en la primera mitad de seis ocasiones clamorosas ante un aturdido Jaro, traicionado cada vez que el conjunto vasco trazaba un juego cruzado en sus dominios. Le salvó Kodro, que sí debió de atender al monólogo de su técnico y se paraba a pensar qué debía hacer cada vez que el balón caía en sus pies. La depresión de Toshack a quien más afectó fue al bosnio, que malgastó todas las balas que le ofrecieron su s compañeros.

A la media hora de partido el Madrid había exhibido toda la desidia de que es capaz en trámites presumiblemente burocráticos a cambio de media docena de sustos que Kodro y Luis Pérez franquearon a ninguna parte. El Madrid alardeó por el precipicio con suficiencia masoquista incluso cuando Alkiza batió a Jaro en una gentileza defensiva. Claro que toda la verborrea de Toshack en el prepartido se tradujo al final en la novedad del joven Alberto en el lugar de Yubero bajo los palos. Gentileza por gentileza, el debutante se tragó una volea de Esnaider que botó ante él.

La Real entendió por unos minutos que la empresa, ya deficitaria tras la operación del Bernabéu, estaba a punto de suspender pagos. El segundo gol de Alkiza evidenció la vocación estática de Nando cuando los balones transitan fuera de su territorio. El realista, que le había birlado el sombrero a las torres madridistas en el primer gol, le robó la cartera en el segundo y, no contento con tal ejercicio de cleptomanía, le cogió la posición en el tercero.

El Madrid rompió el traje tras el tercer gol de la Real. Sudoroso y sin. corbata, se descompuso como una torre de cartón. El cuarto, de Alaba, lo mandó a la mina y en Atocha flotó el espíritu de Atenas como un fantasma blanquiazul.

El Madrid vagó por Atocha hecho unos zorros. Floro amagó los cambios en busca del reloj. Michel, Milla y Hierro no habían venido a San Sebastián a ejecutar cometidos tan rudimentarios. Así que los blancos se encomendaron a la Virgen de los Desamparados y encontraron alguna ayuda en el árbitro Alfonso Álvarez, que se tragó un penalti de Ramis a Carlos Xavier que habría supuesto la igualdad en la eliminatoria.

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