La televisión y los niños
Uno ya no sabe si llorar, reír, quejarse, olvidar... Me estoy refiriendo a lo que la televisión, amén de otros medios de comunicación, está haciendo con los pequeños españolitos; mensajes que cada día bombardean implacablemente la formación mental de los futuros hombres y mujeres de nuestro país.Imágenes de niños que abren la boca de oreja a oreja, enseñándonos las amígdalas porque han ganado tal o cual carrera, ya que su mamá les dio de comer Putifarrín Vitaminado; presentadores de programas juveniles que dirigen sus trabajos a niños sordos, pues dan a entender que, si ¡no voceaaan!, ni Dios les hace caso; enanos triunfadores que gesticulan con sonrisas vencedoras que dan a entender al niño de al lado aquello de "¿lo ves, imbécil?, si hubieras tomado Friticutín como yo, nadie te pisaría".
Bueno, cualquiera que amablemente lea mi comentario sabe de lo que hablo. Lo mismo que cuidamos nuestra casa, deberíamos cuidar nuestro país y nuestra gente, sobre todo a esos enanos bajitos a los que, si seguimos así, flaco favor les hacemos; no podemos favorecer imágenes de falsos minirrambos triunfadores, equívocas estrellas vociferantes ni engañosos salvadores de pisotones ajenos porque su mamá les mima...
Es deber del legislador proteger a la infancia. Busquemos potenciar ideas y mensajes constructivos que propicien juegos, diálogos, igualdad, armonía, mentalidad de equipo y, en definitiva, futuras personas que en su fondo y en sus formas propicien la convivencia en el mejor sentido de la palabra, y no permitamos que el mensaje, ya sea consumista o de simple captación, deteriore la mentalidad de nuestros hijos-
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