El eterno sustituto

El secretario general del PSE-EE, Ramón Jáuregui, es uno de los políticos de la transición que han logrado mantener a lo largo de estos años una imagen pública de transparencia y honesta flexibilidad. Superviviente natural de los conflictos y rupturas internas, es posible que su principal activo político sea justamente su capacidad para asociar ideas, conciliar esquemas y moderar y aglutinar posturas.Bajo su aparente fragilidad -la debilidad es el mayor reproche que le hacen sus adversarios en el partido-, Ramón Jáuregui cuenta hoy con la adhesión entregada de las bases de su partido y un perfil que le acredita como interlocutor reconocido no sólo entre las distintas corrientes del partido socialista, sino también entre las formaciones nacionalistas vascas.

Donostiarra de 44 años, padre de 3 hijos, accesible, simpático, directo en el trato, el secretario de los socialistas vascos ha mantenido su imagen casi indemne a su paso por la presidencia del primer Ayuntamiento democrático de San Sebastián, la secretaría general de la UGT vasca, la Delegación del Gobierno en Euskadi y la vicepresidencia del Ejecutivo autonómico. De esa etapa le queda una amistad personal con el lehendakari Ardanza que sigue cultivando.

El más pequeño en una familia de 10 hermanos, Jáuregui empezó a trabajar a los 14 años tras finalizar el Bachillerato Elemental, como aprendiz en una fundición de Pasajes Victorio Luzuriaga SA., donde se hizo oficial industrial.

Al mismo tiempo, realizó estudios nocturnos de ingeniería técnica en la Escuela de Peritos de San Sebastián y terminó esta carrera a los 20 años. También hizo estudios nocturnos de Derecho en la Facultad de San Sebastián, donde se licenció en 1975.

Acento vasco

Admirador de Juan María Bandrés en su etapa juvenil, integrado en una cuadrilla del barrio donostiarra de Herrera de la que saldrían algunos dirigentes de ETA, posteriormente vinculados a Euskadiko Ezkerra, Jáuregui ha buscado siempre poner un acento vasquista en su partido y es uno de los escasos dirigentes del PSE que pone a prueba en público sus conocimientos de euskera.

Su triunfo en el V Congreso del PSE-PSOE en junio de 1988, frente a los partidarios de Ricardo García Damborenea, significó para los socialistas vascos el inicio de un proceso de reafirmación en el autonomismo no nacionalista y admisión del hecho nacional vasco, que ha desembocado en la convergencia con Euskadiko Ezkerra.

A los 26 años abandonó la fundición y se integró en un despacho laboralista de la UGT en Rentería, con Enrique Múgica y el actual secretario de Organización del PSOE, Txiki Benegas, justamente, el hombre al que sustituyó cuando se hizo cargo de la secretaría general del PSE-PSOE. En esta época, concretamente en 1974, ingresó en el PSOE y en Unión General de Trabajadores (UGT).

Autodefinido, de manera más bien retórica, como "renovador guerrista" y "guerrista renovador", el líder de los socialistas vascos aporta su talante mediador desde una aparente neutralidad, combinando discretamente su identificación con planteamientos renovadores con su cargo de dirigente efectivo en un partido sumamente disciplinado ante el aparato.

Ha sido el eterno sustituto de Txiki Benegas con el que mantiene una vieja amistad. Le sustituyó en el primer Gobierno vasco de coalición con los nacionalistas en 1987. Txiki Benegas fue el candidato socialista a lehendakari, pero al formar gobierno el PNV, Ramón Jáuregui ocupó la vicepresidencia del Ejecutivo vasco que presidió José Antonio Ardanza.

Posteriormente, sustituyó a Txiki Benegas en la secretaría general del Partido Socialista de Euskadi, en el mes de junio de 1988. Ahora es un candidato fuerte a ocupar puestos de responsabilidad en la dirección federal del PSOE.