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Entrevista:

"Los terroristas debieran pagar un precio por salir anticipadamente de prisión"

Eduardo Fungairiño Bringas, teniente fiscal de la Audiencia Nacional, no es sólo el fiscal de la silla de ruedas, el fiscal de la colza o el que interrogó a Pakito en París. Es también el fiscal que entre juicios despacha toneladas de papel y el que pasa por tener la cabeza mejor estructurada de la Audiencia. Al margen. de la política, el fiscal Fungairiño cree que la reinserción de terroristas arrepentidos no debe ser gratuita, sino a cambio de cooperar con la Justicia bajo control judicial.

Pregunta: ¿Se ve el final del terrorismo?Respuesta: Matar es fácil. Y el fanatismo desgraciadamente está muy extendido. El fanatismo y la incultura, que es lo que genera el terrorismo: la afiliación a una idea superficial del nacionalismo y del mesianismo. Generalmente los terroristas están imbuidos por unas ideas superficiales que no se asientan en la historia, ni en la lógica ni en el sentido común Cuando hay un loco con una pistola y otro loco con un análisis de sangre que apoya al primero, pues ya se sabe.

P. Luego no es claro el final.

R. Yo no lo veo.

P. Y la reinserción, ¿servirá?

R. Eso de la reinserción es de una vaguedad extraordinaria y mientras no se fijen los conceptos, es inútil toda discusión. Desde el punto de vista judicial, lo que nosotros estamos afirmando siempre es que es preciso que un terrorista que quiera salir anticipadamente de la cárcel debe de estar dispuesto a dar algo, bajo control judicial.

P. ¿Algo, como qué?

R. Si el terrorista quiere salir de la cárcel, que dé información, a modo del pacto que se establece con el fiscal en Norteamérica, y bajo estricto control judicial. Eso de que venga un abogado amigo y que hable en una cena con alguien, desde el punto de vista político puede ser muy interesante, pero para la lucha antiterrorista no aporta ninguna mejora. El arrepentido tiene que estar dispuesto a testificar en los procesos que se le pida, dar información sobre dónde están las armas, el dinero, los explosivos, sobre quiénes han formado un comando. Cuando facilite esa información y se le pueda dispensar una protección efectiva, la justicia tiene instrumentos para premiar esa cooperación,

P. Ese no parece ser el caso de la mayoría de los presos.

R. ¡Pero porque no se ha potenciado! Si se establecieran unos plazos y unas condiciones, insisto en que con control judicial, entonces la banda terrorista se podría reducir de 100 a 50 y 50 a 25. Pero si frente a eso está el expediente gratuito de hacer unas declaraciones en televisión y de manifestar que se está contra la violencia, pues así no...

P. Entonces, la línea ensayada con Etxabe y Urrutia...

R. Pero es que no se puede actuar gratis. El que ha cometido cinco asesinatos tiene que cumplir la pena en la cárcel por el tiempo que ha sido condenado. Y las mejoras penitenciarias tienen que tener un precio. Unas declaraciones ambigüas con mayor o menor publicidad, eso no es un acto procesal. El acuerdo con la justicia, en todos los países donde funciona bien, se hace bajo control judicial, porque es el juez el que puede valorar si la cooperación es efectiva, sincera o si existe algún interés mezquino.

P. Sin embargo, parece que se condiciona el dejar de matar a abrir la puerta de las cárceles.

R. Pero ¿cómo se puede pactar con un criminal, con un asesino alevoso? ¿Con quién se pacta? ¿Con un individuo que no tiene el control sobre otros que siguen cometiendo asesinatos?

P. Los de Santo Domingo están en la reserva para eso...

R. Yo me limito a exponer mi criterio desde el punto de vista judicial. Y la política para los políticos.

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