El negocio del pollo
Material Agropecuario, la plataforma industrial de Bertrán de Caralt, es la empresa líder en la actividad de cría y engorde de pollos en España. Bertrán, a través de esta y otras sociedades, coloca en el mercado nacional 110 millones de pollos al ano, una cantidad que deja muy lejos los 35 millones de la segunda empresa del subsector -un grupo holandés-, los 20 millones del grupo familiar Vall Companys y los 110 millones de la conocida marca Don Pollo.La caída de los precios en los últimos años ha provocado una enorme dispersión en este subsector, jerarquizado por un sistema de integración entre las granjas de engorde y los proveedores de pienso. Estos últimos -entre ellos Material Agropecuario, SA- actúan de cabeceras; surten de pollos recién nacidos a los pequeños avicultores, les venden el pienso y, finalmente, actúan de mayoristas en los mercados recolocando los pollos envasados después del engorde. El descalabro de los márgenes industriales en esta actividad, consecuencia de las importaciones, "está dificultando enormemente la fijación de precios, lo que ha provocado la aparición de grandes flujos de dinero opaco", señalan medios profesionales.
El centro de trabajo de José Felipe Bertrán ha sido el histórico despacho Bertrán i Musitu, uno de los gabinetes jurídicos emblemáticos de la Barcelona de principios de siglo. El biznieto del primer conde de Güell materializó hace cinco años la liquidación de la actividad profesional del bufete para dedicarse a su diversificación empresarial, basada en la actividad inmobiliaria y en el subsector avícola.
Entre las actividades sociales de Bertrán destaca la presidencia del muy selecto Club de Golf de El Prat, que el hereu ha ocupado durante varios años y que ha sido centro de encuentro de destacados empresarios. La propiedad histórica de la inmensa finca que alberga los greens y los terrenos colindantes con el campo de golf, situado junto al aeropuerto de El Prat, es un símbolo tradicional de la familia Bertrán.
A través de sus distintos entronques, han poseído durante más de un siglo las márgenes rústicas del delta del Llobregat. Las fincas de la familia, en lo que hoy es la reserva ecológica de La Ricarda, llegaron a abarcar toda la desembocadura del río. José Felipe Bertrán de Caralt, actuando como albacea de las escrituras de la antigua propiedad, permutó parte de estos solares para destinarlos a usos públicos.
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