Los jefes del Parlamento ruso, divididos sobre la actitud a tomar con Yeltsin
La dirección del Parlamento está dividida y es una buena noticia para el presidente ruso, Borís Yeltsin. La división quedó clara ayer cuando los jefes de las dos Cámaras (de las repúblicas y de las nacionalidades), que componen el Sóviet Supremo (Parlamento permanente), impulsaron un proyecto de resolución contrario al que defendía el presidente del Legislativo, Ruslán Jasbulátov. Los jefes de las Cámaras no están por las medidas extremas, lo que hace suponer que tratarán de evitar el cese legal de Yeltsin en el Congreso que se abre mañana.
" ¡Pensemos hoy en cómo salvar a Rusia! ¡Que la división que existe aquí arriba no descienda a las regiones y a las repúblicas de la Federación Rusa!", exclamó Ramazán Abdulátipov, jefe del Sóviet de las Nacionalidades, cuando Jasbulátov se pronunció a favor de una resolución dura para convocar al Congreso y comenzar el proceso de cese legal de Yeltsin.Abdulatípov logró retrasar la aprobación final de la propuesta de Jasbulátov y crear una comisión de redacción que presentó un texto mucho más constructivo, pese a que en ella sólo había un único partidario de Borís Yeltsin.
El documento no contemplaba la convocatoria del Congreso y dejaba la puerta abierta a un compromiso con el presidente, al que se le pedía que corrigiera las medidas anunciadas el sábado y evitara, así, violar la Constitución.
Imposición de acuerdos
Desgraciadamente, las variantes para superar la crisis hoy se presentan "en forma de enfrentamientos y no de búsqueda de compromisos" se lamentó Abdulatípov y constató que "cuando en Rusia alguien habla de la necesidad de un acuerdo, lo (que realmente tiene en la cabeza, es obligar al contrario a aceptar la posición que le quiere imponer".
Veniamín Sokolov, el jefe del Sóviet de la República, explicó que los miembros de la comisión habían querido evitar un ataque frontal al presidente, porque este tipo de acciones, "por lo general, terminan en sangre" y, corno resultado, "no hay vencedores, pero sí muchos vencidos".
"¡Esta resolución no se puede aprobar! El presidente del Sóviet Supremo no la avala", se le: escapó a Yuri Voronin, el segundo de Jasbulátov, cuando, antes del descanso, se distribuyó el. proyecto auspiciado por Abdulatípov. Con esta exclamación, Voronin ponía al descubierto la división existente en el seno de la mesa del Parlamento.
"Enfoque revolucionario"
Todos los esfuerzos de los jefes de las cámaras del Sóviet Supremo fueron en vano: Jasbulátov, después de regresar molesto del Kremlin a causa del fracaso de su reunión con Yeltsin, tornó las riendas de la sesión con mano férrea, no permitió hablar a nadie e impuso su resolución ignorando olímpicamente el proyecto auspiciado por la comisión redactora.
Así triunfó, una vez más, lo que Abdulatípov llama "enfoque revolucionario". Este enfoque también prevalece, según el presidente del Sóviet de las Nacionalidades, en las acciones de Yeltsin, quien pretende realizar las reformas, incluida la democratización, con demasiada rapidez, sin tener en cuenta las peculiaridades propias de la sociedad rusa.
Pero, por la misma razón que Abdulátipov no comparte el enfoque revolucionario y aboga por el "enfoque evolucionista", es contrario a cesar a Yeltsin en el Congreso, aunque no deja de condenar la intervención que el presidente hizo por la televisión el sábado pasado.
"A nuestra sociedad hoy se le puede inculcar cualquier cosa. Por ejemplo, hacerle creer que no hubo ninguna intervención de Yeltsin por la televisión, que fue un espejismo, el platillo volador de turno que tomó la forma de Borís Nikoláyevich", comentó Abdulatípov al comprobar los sustanciales cambios en el decreto presidencial hecho público ayer.
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