El Madrid sienta cátedra en Bolonia
ENVIADO ESPECIALEl Madrid se puso a tiro de piedra de las semifinales de la Liga europea. Le bastó el primero de los tres posibles partidos contra el líder del campeonato italiano para sentar cátedra y casi asegurarse el pasaporte para Atenas, donde se decidirá el campeón en abril. La victoria vale su peso en oro. La forma en que la obtuvo, explayando todo su repertorio, agigantando su imagen, seduciendo, pone en su punto de mira un título que no cata ningún equipo español desde que él lo alcanzara hace un decenio.
El Madrid llevó el diseño a Bolonia. Ideó un partido a su medida y lo confeccionó con una sobriedad en sí misma rentable. La pedantería es un defecto que los equipos italianos no acostumbran a perdonar. Luyk ofreció el timón a Antúnez y Santos y constriñó a Sabonis al trabajo sucio. El primer cuarto de partido no lo podía haber soñado ni el mismísimo Ramón Mendoza (presente), por más que le hubieran augurado que iba a continuar el estado de gracia por el que atraviesa el club madridista.
En 10 minutos, Danilovic -la estrella del Knorr- se había ido al banco para prevenirse de una fulminante eliminación tras su tercera falta, Antúnez, había puesto en entredicho al veterano y muy inferior físicamente Brunamonti, el marcador se había fracturado con un contundente 11-22 y, aún otro dato revelador: el intratable Real Madrid no había perdido una sola vez la posesión del balón.
Reacción local
El Knorr, por vergüenza torera y porque el Madrid también tenía que fallar, no podía quedar inerme. Pero el Madrid ya había tomado la batuta del encuentro. El Knorr, a remolque, se veía abocado a los recursos de los desesperados. El peor papel. A medida que pasaban los minutos le hacía asomarse de forma inevitable al negro abismo: iba de perdedor y le esperan todavía uno, y en el más optimista de los casos, dos partidos en Madrid.Los madridistas lucieron otras virtudes. No perdieron el hilo del argumento, a pesar de que inevitablemente se torciera el guión escrito por Luyk. Antúnez cometió una absurda tercera falta en ataque (m. 9), hubo la primera pérdida de balón, Biriukov se precipitó en sus tiros iniciales de larga distancia y el tosco Wennington -precisamente él- encontró las escasas grietas defensivas de Brown.
Entonces, únicamente entonces, se estrechó el marcador, 2024 tras un parcial de 9-2. Pero fue un espejismo. El Knorr para entonces ya estaba cerca de la rendición. La resolución del primer tiempo ratificó la ascendencia madridista con un triple de Biriukov y una entrada de Lasa en dos jugadas de laboratorio, de las que fumigan al rival, en apenas los últimos 40 segundos.
La segunda parte fue casi innecesaria. Un calvario para los italianos. Una constante reafirmación de la machaconería -casi maquinal- con la que el Madrid aniquiló a su rival. Apenas hubo historia en cuatro minutos. Fueron un resumen del primer acto: se fue el Madrid (31-42), se acercó el Knorr (4042) y se rompió el partido.
La forma en que el Madrid devoró al Knorr a partir de ese instante volvió a los espectadores contra sus propios jugadores y provocó una ovación unánime al juego forastero. Fueron bastantes minutos antes del final.
Pero aún hubo tiempo para que Santos, que contravino todas las teorías previas con un marcaje impecable a Danilovic, ratificara su madera de gran jugador. Danilovic le provocó. Santos no se descompuso. El público la tomó con él. Ni se inmutó. Los compañeros de Danilovic se desquiciaron con el agravio. Un chaval de 20 años les ganó la partida. Otros resultados de ayer: Pau Orthez (Francia), 86; Paok Salónica (Grecia), 103. Olympiakos (Grecia), 70; Limoges (Francia), 67. Pesaro (Italia), 94; Treviso (Italia), 92.
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