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Esplendor y decadencia de los intelectuales

Durante la década que precedió a la victoria de mayo de 198 1, el país de Lacan y de Barthes, de Althusser y de Foucault se lanzó desenfrenadamente hacia lo conceptual. Hasta el golpe asestado en 1974 por Solzhenitsin y la revelación totalitaria, la Francia de Pompidou y Giscard no pensaba más que en la revolución.Los setenta fueron los años gloriosos de los intelectuales de izquierda, pero también los de su caída. Al terminar la década, los pensadores antes ensalzados, los otrora venerados gurus, habían perdido su capacidad de convocatoria y, vencidos, asistieron al triunfo de Mitterrand. ]En el verano de 1983, Max Gallo se creyo en la obligación de alertar a la opinión pública sobre esta nueva traición, que denominó el silencio de los intelectuales. Es cierto que una cura de silencio, no estaba de más tras el aluvión ideológico-filosófico. ( ... )

Algunos tuvieron la perfidia de sugerir que el declive de las ciencias humanas era contemporáneo de la crisis del petróleo. Como si la gigantesca movilización intelectual no hubiese sido más que un periodo de euforia económica. Terminado el crecimiento, los militantes de la modernidad perdieron gran parte de su soberbia. ( ... )

Los años locos de la filosofía acabaron en tragedia. Los grandes sueños de utopías y revoluciones han sido relegados definitivamente al almacén de la historia de las ideas.

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28 de febrero

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