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La reforma sanitaria en EE UU exige otra subida de impuestos

Antonio Caño

Al mismo tiempo que el presidente Bill Clinton continúa en la costa Oeste su campaña de venta a domicilio de su programa económico, se multiplican los comentarios que anuncian una nueva subida de impuestos para pagar el plan de reforma sanitaria que prepara la primera dama, Hillary Rodham Clinton.Varios funcionarios de la Administración se han referido en los últimos días a la posibilidad de algún impuesto más sobre los beneficios de las empresas y a una subida de las tasas del alcohol y el tabaco como única vía para financiar un sistema de salud al alcance de todos los norteamericanos.

"No quiero descartar esa posibilidad", dijo en una entrevista. en televisión el pasado fin de semana el secretario de Trabajo, Robert Reich, uno de los principales inspiradores de la agenda, económica de la Casa Blanca.

Reich manifestó que la contribución de los empresarios para extender el acceso a la protección sanitaria a los millones de norteamericanos que actualmente carecen de ella repercutirá en interés de los propios empresarios. El jefe de Presupuesto de la presidencia, Leon Panetta, explicó que los impuestos sobre el tabaco y el alcohol contribuirían, además a dificultar el consumo de algunos de los productos que mayores problemas de salud generan en la población.

El plan de reforma sanitaria es, individualmente, el más ambicioso de todos los proyectos de transformación de la Administración de Clinton. Su estudio está en manos, no sólo de los ministerios responsables, sino también de un equipo especial que dirige la esposa del presidente. El costo de un sistema sanitario que, comprometió Clinton en la campaña electoral, permitiese salud para todos, estaría por en cima de los 30.000 millones de dólares (más de tres billones de pesetas).

Durante su recorrido por varios Estados del país para explicar sus planes de renovación, Bill Clinton ha insistido en que tiene intención de proceder a una transformación de fondo de la sociedad norteamericana, aunque para ello sean necesarios algunos sacrificios. "Les digo que este es un momento histórico para Estados Unidos. Disponemos de una gran oportunidad para elaborar un futuro distinto para el país si tenemos el valor para acometerlo", manifestó el presidente en California.

En ese Estado, afectado por un desempleo del 10%, Clinton expuso su deseo de aumentar la inversión en tecnología para crear nuevos puestos de trabajo. También en California, una zona muy afectada por los recortes del presupuesto militar y por la crisis de la industria de la aviación, Clinton criticó las subvenciones europeas al proyecto del Airbus, que, según él, han dejado sin trabajo a muchos norteamericanos.

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