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Clinton se compromete a recortar el déficit en medio billón de dólares y a crear ocho millones de empleos

Antonio Caño

Bill Clinton asumió ayer el gran reto de su presidencia al anunciar un programa económico que incluye fuertes subidas de impuestos -de los que no se escaparán las clases medias- y que pretende, al mismo tiempo, reducir el déficit, acelerar el crecimiento y mejorar las condiciones de vida de la mayoría de los norteamericanos. El plan del presidente demócrata, que ha sido recibido con grandes reservas por el mundo financiero y por la oposición republicana, propone recortar el déficit público en 500.000 millones de dólares y crear ocho millones de puestos de trabajo, todo ello en el plazo de cuatro años.

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El esperado programa de la Administración demócrata -desvelado por el presidente a las 3.10 de esta madrugada en una sesión conjunta de las dos Cámaras parlamentarias- pretende ser una verdadera revolución económica que modifique el rumbo de 12 años de reaganismo y que siente las bases de la reconstrucción del país a medio y largo plazo."A menos que tengamos el valor para empezar a construir nuestro futuro nos estamos condenando a años de estancamiento interrumpidos sólo por la recesión. Si no actuamos ahora seremos incapaces de reconocer a este país dentro de 10 años", aseguró Clinton al inicio de un discurso de nueve folios que fue interrumpido en múltiples por los aplausos de los escaños demócratas.

Clinton apeló al optimismo y al esfuerzo colectivo de la sociedad estadounidense y prometió: "Si tenemos la visión, la voluntad y el corazón para hacer los cambios que tenemos que hacer entraremos en el siglo XXI con posibilidades que nuestros padres no podrían siquiera haber imaginado, habiendo asegurado el sueño americano para nosotros y las generaciones futuras".

El plan anunciado por Clinton quiere corregir los desequilibrios sociales creados por las tres últimas Administraciones republicanas y acercar el sueño americano a los sectores menos pudientes. Todo ello, costeado con una fuerte subida de impuestos a los más ricos, a las grandes corporaciones y, en menor medida, a todas las familias con ingresos superiores a los 30.000 dólares anuales. Como cifra promedio de cuánto afectarán estas medidas a la clase media -el sector que decidió las últimas elecciones-, se ha calculado que las familias con salarios de 40.000 dólares al año tendrán que pagar diez dólares más de impuestos cada mes.

Tres ejes

Este plan propuesto por Clinton tiene tres ingredientes fundamentales:

-Un programa de estímulo inmediato al crecimiento que pretende la creación rápida de medio millón de puestos de trabajo mediante una inversión pública de 30.000 millones de dólares.

-Un programa para mejorar las bases del crecimiento económico a largo plazo mediante la inversión, en cuatro años, de 160.000 millones de dólares en la mejora de la infraestructura, energía, medio ambiente, enseñanza, preparación de la fuerza laboral y sanidad.

-Un programa de reducción del déficit público en el que se combinan los recortes de algunos importantes gastos federales -especialmente en lo que respecta a la industria militar- con las subidas de impuestos para sanear las arcas del Estado.

"No estoy tratando de darle a nadie gato por liebre. Voy a hacer una exposición de mi propuesta y después voy a salir al país a explicarle mis ideas", dijo el presidente momentos antes de comenzar su intervención ante el Congreso en su discurso sobre el estado de la Unión. Clinton tiene previsto iniciar hoy mismo una gira por varios Estados del país para explicar boca a boca las características de su programa. El presidente pensaba también comunicarse ayer con Ross Perot, el candidato populista de las elecciones del 3 de noviembre, para pedirle su apoyo a las ideas presentadas ante el Parlamento.

El aspecto más controvertido del plan de la Casa Blanca es el de los impuestos. Los críticos de este programa consideran que Clinton ha actuado finalmente como un demócrata tradicional que carga sobre la clase media todo el esfuerzo de pagar el incremento de los gastos públicos.

Expertos en Wall Street afirman que, aunque el presidente había prometido recortar dos dólares del gasto público por, cada dólar que aumentase de impuestos, el programa anunciado ayer revela que, en la mejor de las situaciones posibles, el Gobierno podrá reducir un dólar por cada dólar en que se incrementan las cargas fiscales.

Por su parte, la oficina de Presupuesto de la Casa Blanca afirma que "la reducción del déficit propuesto por el presidente -que llegaría a ser hasta de 700.000 millones de dólares en cinco años- es la mayor que se ha contemplado nunca en la historia norteamericana". Como añadido, el plan prevé ingresos adicionales, fundamentalmente asegurándose que los más ricos y las corporaciones pagan una contribución justa", afirma el documento que detalla la iniciativa presidencial.

En total, el Gobierno pretende reducir el gasto público en 253.000 millones de dólares en cuatro años. El presupuesto de Defensa se verá reducido en 76.000 millones de dólares desde ahora hasta 1997. Mediante los aumentos de impuestos, que afectan también a los productos energéticos -aunque la gasolina no estará incluida hasta 1996-, la Administración espera ingresar más de 300.000 millones de dólares en los próximos cinco años.

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