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Un 'enchufe' destaca en el perfil de la ciudad

Dos agujas que asemejan un enchufe rematan desde finales de 1992 las torres de Colón. La necesidad de instalar una escalera de incendios en los edificios llevó a sus arquitectos, la familia de urbanistas Lamela, a añadirles un remate verde lechoso de día y de líneas de luz blanca de noche, contundente por su poderosa capacidad de llamar la atención. No es para menos: con el añadido, los rascacielos gemelos igualan en altura el edificio España y se quedan a 57 metros de la torre Picasso. Como ésta, la nueva fisonomía de las torres pesa con fuerza sobre el perfil de Madrid y es observable desde el eje neoclásico del paseo del Prado o desde el funcional del de la Castellana por sólo poner dos ejemplos panorámicos. El gusto de los madrileños se ha dividido en detractores y admiradores de lo que ya es un nuevo hito urbano. Una agresión para muchos, un detalle agradable para otros.

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