El presidente del Parlamento ruso acusa a Yeltsin de ser 'incapaz"

La guerra entre el presidente ruso, Borís Yeltsín, y el jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, se ha intensificado este fin de semana con duras críticas mutuas, mientras aumenta la pugna entre los partidarios y los contrarios de celebrar un referéndum para resolver el conflicto entre el Ejecutivo y el Legislativo. El presidente "ha sido incapaz de cumplir con sus tareas" y, por lo tanto, el Gabinete de Ministros debería quedar liberado de la tutela de Yeltsin, dijo Jasbulátov el viernes en una conversación con el primer ministro sueco, Carl Bildt, que se encontraba en Moscú en visita oficial."No sabe cómo salir del problema en que se ha metido al convocar un referéndum en abril y seguramente el Parlamento deberá nuevamente lanzar un salvavidas al presidente", agregó Jasbulátov, quien de aliado de Yeltsin se ha convertido en su principal enemigo.

Yeltsin no tardó en responder a través de su portavoz. La hipocresía del jefe del Parlamento salta a la vista, según Viacheslav Kóstikov, si se toma en cuenta que el mismo día en que Jasbulátov hizo estas declaraciones -"que humillan a Rusia y no sólo dañan al presidente, sino también a la política rusa y a la dignidad de los rusos"- habló sin mencionar el asunto ante la Mesa Redonda en la que participaban representantes del Gobierno, del Parlamento, del Ejército y de diferentes partidos y fuerzas sociales pidiendo "consenso y democracia".

La Mesa Redonda es un órgano permanente creado con el fin de tratar de encontrar un acuerdo entre las diferentes fuerzas sociales para salir de la grave crisis económica y política en que ha caído Rusia. Sin embargo, no es un instituto surgido desde abajo, sino desde arriba, con miembros fijos designados y, por lo tanto, sus posibilidades de lograr un auténtico consenso se ven disminuidas. Hay quienes consideran que la Mesa Redonda es un engendro de Jasbulátov, para así tener un órgano que tome decisiones por encima del presidente. Todos los altos dirigentes del país estuvieron presentes en esta primera reunión a excepción de uno: Borís Yeltsin.