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Al menos 20 etarras asilados en América Central intentan regresar a España

Un grupo de al menos 20 activistas de ETA refugiados en México y varios países de Centroamérica ha iniciado contactos con las autoridades consulares españolas en la zona para regularizar su situación y poder regresar a casa. La mayoría es gente que no desea acogerse a ningún tipo de política de reinserción, pero que está distanciada hoy de la dirección etarra, con la que tienen cuentas pendientes, entre ellas haber sido abandonados a todo tipo de infortunios.La mayoría de los implicados son gente de poca formación y origen rural, pero que ha ido desterrando de su conciencia la lucha armada y que, pese a estar reclamados por la Audiencia Nacional por delitos e sangre u otro delitos, están ya desvinculados de ETA. Otros, que encontraron una segunda actividad en las guerrillas centroamericanas, han evolucionado al mismo tiempo que éstas en los procesos de paz y hoy se hallan sin sitio social en estos países e incluso sin medios para subsistir.

En secreto

Los etarras, cuya filiación se guarda en secreto para evitar represalias, no quieren "humillaciones", término que aplican al arrepentimiento, y su presencia en los consulados obedece a un intento desesperado de regresar a casa, ya que lo que les impulsó en su día a empuñar las armas no tiene hoy sentido para ellos. Algunas de estas personas se han sentido además abandonadas por la organización terrorista.Muchos han pasado hambre y miseria. Otros no han podido conectar en los países donde han sido acogidos, y en algunos casos, como en México, han sufrido chantajes de la policía.

Los primeros contactos de estos etarras con las embajadas españolas se realizaron a través de intermediarios, pero ahora las relaciones son directas. En Mexico, al menos 10 de estas personas están actualmente en espera del visto bueno del Ministerio del Interior para obtener pasaporte.

En El Salvador, en los últimos meses, varios activistas han logrado el pasaporte y han regresado a España. Parte de ellos fueron colaboradores de ETA y su huida se debió al temor de chivatazos, por lo que han regresado a España sin antecedentes y sin tener que rendir cuentas ni a Interior ni a la dirección de la banda terrorista. Otros, más comprometidos, están a la espera, como en México.

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