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Ese retrato robot se le parece

Un hombre confundido con un atracador ha estado 16 días en prisión

JAVIER BARRIOPelo rubio un poco rizado, unos 20 años, estatura media y complexión normal. Todo coincidía con la descripción del chaval al que en Alcalá de Henares se le achacaban 14 atracos a repartidores de pizzas. Sólo los ojos oscuros de Hipólito de Eusebio le distinguían de la clara mirada del acusado. Pero no fue suficiente para evitar su encarcelamiento. únicamente el hallazgo del que parece el auténtico culpable le trajo la libertad.

Hipólito de Eusebio tiene 22 años y vive en Villalbilla, un, pequeño pueblo de 2.000 habitantes. Hasta el pasado 30 de diciembre su vida transcurría entre los empleos temporales y el paro.Recuerda Hipólito que eran las siete dé la tarde del día 30 cuando varios agentes del Cuerpo Nacional de Policía se presentaron en la casa de su novia, donde Hipólito pasa todos los fines de semana. Preguntaban por el dueño de un automóvil que horas antes había sido reconocido en el hipermercado Alcampo por dos de los repartidores que sufrieron los atracos.

El futuro cuñado del joven se identificó como propietario del vehículo, pero señaló que esa tarde se lo había prestado a su hermana y a su novio. Hipólito, al saber que se le buscaba, se presentó ante la policía creyendo que era una broma de su cuñado.

No era así. La policía lo esposó, lo trasladó a la comisaría de Guadalajara, de allí ante el juez y después a la cárcel. Pasó la Nochevieja en la prisión de Guadalajara. El día 7 le trasladaron a la de Alcalá-Meco. Su desesperación y la de su familia iba en aumento. "Pensé que ya nunca saldría de allí", dice Hipólito.

En su pueblo estaban consternados y el alcalde, Jesús Soto, firmó un certificado señalando que Hipólito trabajó para el Ayuntamiento desde el 14 hasta el 30 de diciembre, días en que se habían denunciado varios atracos. La policía comenzó a pensar en la posibilidad de un error al comprobar que en Alcalá continuaban los atracos a repartidores. Y, afortunadamente para Hipólito, los agentes detenían el 8 de enero a Julio Olmedo, otro joven de 22 reconocido "sin lugar a dudas" por nueve repartidores. En una rueda de reconocimiento realizada con los dos detenidos, cuatro de las cinco personas que inicialmente habían apuntado a Hipólito se inclinaron por Julio, un toxicómano que se declara inocente.

El 15 de enero, Hipólito de Eusebio abandonaba la cárcel, pero la pesadilla continúa. Mientras sus padres piden justicia y una reparación por los daños y perjuicios, el juez aún no ha dictado la resolución y es difícil que afirme su inocencia, única posibilidad de conseguir una indemnización. Quizá tenga que conformarse con el habitual "no culpable", con lo que no cobrará una peseta, aunque el hombre asegura estar satisfecho de haber recobrado, al menos, la libertad.

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