Las insospechadas repercusiones de la boda de Naruhito
Naruhito, príncipe heredero del trono de Japón, y Masako Owada contraerán matrimonio a principios de junio. Según informaba ayer la prensa japonesa, la Casa Imperial ha comenzado los preparativos para celebrar la boda del príncipe, de 32 años, y Masako Owada, diplomática, de 29 años, educada en la Universidad de Harvard, el 3 de junio, uno de los días que se creen de buen augurio en el calendario japonés. La fecha de la ceremonia, que se celebrará según el rito shintoísta, se anunciará oficialmente una vez que la boda haya sido aprobada formalmente el próximo 19 de enero por la Conferencia de la Casa Imperial. La boda se convertirá en un asunto de Estado trascendental, llena de pompa y brillantez, como lo fue en 1959 la celebrada por los padres de Naruhito, el emperador Akihito y la emperatriz Michico. Masako va a ser la segunda plebeya y la primera mujer de carrera que se incorpora al trono del Crisantemo, un signo de la modernización de la familia imperial. Según un grupo privado de expertos, la boda imperial estimulará el gasto nacional en más de 26.000 millones de dólares (unos tres billones de pesetas) y aumentará el producto nacional bruto en casi un 1%. Además, puede provocar un fuerte incremento de los matrimonios en el país, acelerar el consumo privado, las inversiones en viviendas e incluso apoyar las cotizaciones de bolsa. Por otra parte, según informa la agencia de noticias Kyodo, se concederá una amnistía a algunos delincuentes. En Japón es tradicional conceder una amnistía para celebrar los acontecimientos importantes de la familia imperial. Las dos últimas tuvieron lugar con motivo de la muerte del emperador Hirohito, en 1989, y de la ascensión al trono de Akihito, en 1990.-
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