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Un atracador mata a un bodeguero en Carabanchel durante la Nochevieja.,

El tiro segó la euforia de las campanadas en el Parque Eugenia de Montijo, en Carabanchel. Las uvas de Nochevieja fueron perdigones para el bodeguero Fernando López García, de 56 años: cayó muerto ante el portal de su casa poco antes de la medianoche. "Dame el dinero", pidió el atracador, enmascarado. A su víctima no le dejó tiempo para obedecer: le descerrajó un tiro en el vientre y huyó sin otro botín que un homicidio.

Fernado López y su mujer habían estado trabajando el día 31 en, su establecimiento, bodega Fernando, situada en la calle Antolín, cerca de su domicilio. Jesús Cebada estuvo allí tomando unas copas hasta las nueve de la noche. "Me despedí de él deseándole 'feliz entrada y salida', pero no ha podido ser peor", dice con amarga ironía.El bodeguero y su esposa regresaron en coche a su domicilio, en la calle del Parque Eugenia de Montijo, 42, alrededor de las once y cuarto de la noche. En casa les esperaba uno de sus tres hijos para celebrar la Nochevieja.

Abajo, agazapado tras la esquina, también había alguien aguardándoles: "Un atracador enmascarado y con guantes", según el yerno de la víctima, Pablo Fernández. "mi suegra estaba sujetando la puerta de entrada mientras él recogía algunas cosas del coche. Entonces apareció el tío ese. Le dio un golpe en la cabeza a ella con una escopeta de cañones recortados. Mi suegro chilló y el delincuente le dijo: 'dáme el dinero", relata Pablo Fernández.

"A continuación, sin dar tiempo a nada, el atracador le disparó un tiro a medio metro y huyó. No hay más datos", prosigue.

El cuerpo de Fernando López quedó tendido sobre el pavimento, rojo de sangre -los vecinos aún borraban ayer las huellas del crimen a golpe de cubos de agua enjabonada.

Tenía el vientre destrozado y 10.000 pesetas en la cartera. "Seguro que se las habría dado al atracador. Mi suegro no opuso resistencia a nada", asegura Pablo Fernández. El disparo a corta distancia acabó con la vida de Fernando López, nacido en Nava de Ricomalillo (Toledo) hace 56 años.

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Su mujer debió recibir varios puntos para cerrar la brecha de la cabeza.

"No les habían atracado nunca, aunque una vez sí robaron por la noche en la bodega", afirma el yerno. A Jesús Cebada, cliente y amigo, le estremece que haya pasado una cosa así en el barrio.

Un 'petardo'

La Policía Municipal llegó al lugar sobre las 11.30 de la noche. Había recibido el aviso de un hombre herido por un petardo. El petardo eran los perdigones de un tiro a bocajarro salido de una recortada.

Al comenzar 1993, Fernando López, muerto a la puerta de su casa, sólo esperaba al juez de guardia. Éste llegó a la una menos cinco de la madrugada. Estrenó el año levantando el cadáver, ante los vecinos anonadados. "Es injusto que puedan matar así", musita el yerno.

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