Mickey Rourke,

el célebre actor norteamericano que anoche se pegó con el canadiense Terry Jessmer en una velada de boxeo organizada por Tele 5 y celebrada en Oviedo, no se distinguió precisamente como un artista del cauadrilátero. La charlotada que protagonizó, cuatro asaltos de 3 minutos, terminó venciéndola por abandono de su contrincante cuando faltaban segundos para el final del combate. El día anterior, el actor paseó por la capital asturiana , pero no pudo probar algunos de los platos más populares de la cocina asturiana por tener que mantenerse dentro del peso exigido por su categoría boxística. Rourke, al ser preguntado por el nuevo presidente norteamericano, Bill Clinton, miró hacia el alcalde de Oviedo, el popular Gabino de Lorenzo, y confesó: "Me gusta más este alcalde, porque es muy simpático", informadesde Oviedo. El protagonista de Nueve semanas y media incumplió el compromiso de acudir al cine donde se proyectaba la película Homeboy, en la que interviene, ante la avalancha de jóvenes que había en el lugar. Eso no le impidió mantener opiniones contrarias al mundo del cine, "por el que no siento ningún respeto". Y concluyó: "El boxeo me quita la rabia que siento hacia el cine".