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Un consumidor descubre una Jeringuilla en su botella de cerveza

Ángel Ortiz Baratas, vecino de Vallecas, de 29 años de edad, descubrió el pasado jueves una jeringuilla de insulina en el interior de una botella de cerveza de un tercio. El recipiente fue abierto en su presencia por el dueño del bar Monterrubio, ubicado en el polígono Valdonaire, en Humanes. En este lugar, próximo a la fábrica donde trabaja, suele desayunar Ortiz todos los días.

Al instante, Ángel denunció los hechos en la Delegación de Sanidad y en la Oficina Municipal de Información al Consumidor d la localidad de Fuenlabrada "para que se delimiten las responsabilidades que puedan tener la fábrica o el distribuidor".Ángel Ortiz se preguntaba después qué habría ocurrido si hubiese bebido directamente del envase sin vaciarlo previamente. "Echaba la cerveza en un vaso cuando me percaté al trasluz de que, en el interior algo estaba colgando. Al mirárme di cuenta de que una jeringuilla, como las que utilizan los toxicómanos, estaba dentro del vidrio".

Su reacción fue inmediata "Al principio me quedé impresionado y alucinado, y al instan te pensé que ésto no se podía quedar así y decidí ponerlo en conocimiento de las autoridades". También intentó denunciar lo sucedido en los juzgados, pero un funcionario le aseguró que primero debería exponerlo ante los estamentos sanitarios.

Mientras tanto, la botella con la jeringuilla fue ocultada en el bar Monterrubio por su dueño Marino, el propietario del establecimiento, aseguró que el recipiente no fue tocado por nadie hasta que lo abrió él mismo. Además, añadió que el tercio tenía el tapón herméticamente cerrado y la presión habitual.

Tras avisar a la firma cervecera, ayer por la mañana un distribuidor se presentó en el bar y explicó que era totalmente imposible que la botella saliera de la fábrica con un objeto en su interior. Roberto de la Guardia, portavoz de la empresa de bebidas, subrayó que la empresa no duda de la denuncia.

No obstante, agregó que. actualmente los recipientes pasan un control riguroso a través de una tecnología de células fotoeléctricas, por lo que resulta muy difícil que los envases contengan algo dentro. Para la empresa, es probable que alguien manipulara después la botella e introdujera la jeringuilla.

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Ángel Ortiz considera que el asunto debe ser investigado hasta el final y ha entregado el tercio de cerveza a la Policía Municipal de Humanes, que lo decomisó en el almacén municipal. "No quiero dinero ni otra cosa", aseguró Ángel, "tan sólo pretendo que lo ocurrido no se repita más".

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