La policía cree que el atentado contra Goyeneche tiene un móvil económico
El paquete bomba que el pasado 16 de noviembre causó graves heridas a Juan Goyeneche, conde de Ruiz de Castilla, fue obra de una organización mafiosa dedicada a cobrar deudas, según una de las hipótesis que maneja la policía. Los investigadores sospechan que el atentado tiene un trasfondo económico, tras descartar las motivaciones políticas. Las pesquisas se centran en el análisis de casos similares ocurridos en España en los últimos cinco años, atribuibles a un grupo aún no identificado que adquirió sus conocimientos en el Grupo de Operaciones Especiales del Ejército.
El aristócrata, que sigue hospitalizado casi un mes después del atentado, sufrió gravísimas heridas al abrir, en su domicilio de la calle de Marqués de Cubas, de Madrid, un paquete enviado por correo desde Santa Coloma de Gramanet (Barcelona). El artefacto estaba- compuesto por pólvora, perdigones de caza y gran cantidad de ácido nítrico, según el análisis de la policía.Goyeneche ha perdido un ojo, y los médicos luchan para que recobre la visión del otro. En cambio, evoluciona favorablemente de sus lesiones en las piernas y también se recupera del fuerte impacto psicológico en el que estuvo sumido hasta hace días, según explica su familia.
Tras descartar la hipótesis terrorista, la policía va a centrar sus pesquisas en el patrimonio del conde para tratar de averiguar si atravesaba alguna dificultad económica. Fuentes policíales y de la familia Goyeneche han calificado a Cristina Ordovás, esposa del aristócrata, como una mujer "gastadora". Cristina Ordovás llegó a tener años atrás una deuda de varios cientos de miles de pesetas en unos grandes almacenes. Fue su suegro quien hizo frente a ese pago.
Dos bandas
Los encargados del caso también pretenden investigar si Goyeneche o su mujer contrajeron deudas de juego frente a los usureros que operan ilegalmente en algunos casinos, para determinar si alguno de estos grupos encargó enviar la bomba. Sin embargo, un familiar de Goyeneche afirmó: "Juan no ha jugado nunca ni al mus".
Los agentes están recopilando información de otros atentados con bombas y han encontrado similitudes entre el artefacto que hirió al conde, el paquete que lesionó en abril de 1987 al cineasta barcelonés José Luis Rodríguez Aller y otros dos que no llegaron a estallar porque sus destinatarios advirtieron a tiempo el peligro.
En estos casos, los materiales empleados para fabricar los explosivos fueron los mismos: pólvora, perdigones y ácido nítrico. El sistema de detonación estaba hecho con una técnica que habitualmente utiliza el Grupo de Operaciones Especiales del Ejército, por, lo que hay la fundada sospecha de que un antiguo miembro de estas unidades fabricó tales petardos. Fuentes de la investigación consideran que en España actúan dos bandas diferentes -aunque con técnicas pa recidas- y descartan "en principio" que los asesinos a sueldo que enviaron el paquete a Góyeneche sean los mismos que han causado ya, la muerte a cuatro personas: el industrial navarro Francisco Javier Biurrun, fallecido el 27 de enero de 1987; José Antonio Pérez Herrero, agente de bolsa, asesinado en Valencia el 18 de mayo de 1990, y la pareja formada por Luis Armero y María del Carmen Puertas, que perecieron el 15 de mayo del año pasado en Torrepacheco (Murcia). Los artefactos empleados para estos crímenes estaban confeccionados con trilita y unos cebadores "que son exclusivos del Ejército", según un experto policial. Éste señala que además llevaban unas chinchetas que son habitualmente usadas por unidades guerrilleras militares.
Tanto la policía como la familia descartan, por "impensable" e "incongruente", que la banda mafiosa que mandó el artefacto al conde pretendiera ejercer en él una venganza realmente dirigida a su esposa, Cristina Ordovás, quien tiene una vida más azarosa que su marido.
