Los afectados aceptan a regañadientes el cambio de fechas de la Vuelta
Los equipos españoles no se movilizarán de forma oficial y conjunta contra el cambio de fechas de la Vuelta acordado ayer por la Unión Ciclista Internacional (UCI), en su congreso de Florida (Estados Unidos). Sin embargo, las buenas relaciones con Unipublic, empresa organizadora de la ronda, se han roto. Javier Mínguez, director del Amaya, compara la situación "a una lucha entre empresarios y actores".
En la lucha de clases ciclistas ha vencido de nuevo el capital. Los dueños de la fuerza de trabajo han pasado por el aro. Los proletarios españoles unidos -los ciclistas y los grupos deportivos- no han conseguido que cambiara la postura del poder económico, Unipublic, organizadora de la Vuelta y, por tanto, propietaria de los medios de producción. Todos rezan ahora. Los empresarios, para que la disputa de la Vuelta en septiembre a partir de 1995 sea el éxito prometido; los trabajadores, para que no se convierta en el apocalipsis temido.Los equipos han descartado cualquier tipo de movilización para defender sus intereses, aunque en su enfado no dejan de maquinar posibles reacciones maquiavélicas. "Unipublic pone el escenario, pero los actores somos nosotros, los equipos. Y en 1995 bien podemos decidir participar en el Giro y en el Tour, que son televisados para España, y no tomar parte en la Vuelta", afirma, exaltado, Javier Mínguez.
Víctor Cordero, presidente de la asociación de equipos, prefiere la cautela razonada. "La propuesta de Mínguez sólo sería viable para equipos con 500 millones de presupuesto, pero eso dejaría fuera de juego a otros conjuntos españoles", dice Cordero, quien acepta como mal menor el cambio de fechas.
Deseosa de aumentar el prestigio deportivo, la resonancia publicitaria y el provecho económico, Unipublic prestó oído a las propuestas revolucionarias de Hein Verbruggen, presidente de la UCI, pero aún no las tiene todas consigo. Su principal condición para mover la Vuelta fue que la Unión Europea de Radiotelevisión. garantizara que la prueba sería retransmitida en directo a toda Europa. Precisamente este punto, el más importante en su estrategia, está aún lejos de ser conseguido. Verbruggen ha prometido que los derechos de la Vuelta irían en un paquete junto con el Tour, el Giro y la Copa del Mundo para obligar a las cadenas a retransmitir un mínimo de tiempo la Vuelta.
Unipublic piensa que el traslado a septiembre cambiaría los hábitos de las figuras, que se plantearían correr las tres grandes, separadas entonces por un mes. Así conseguiría que los mejores disputaran la Vuelta. Para ayudar, la disputa del Mundial se retrasa al primer domingo de octubre. "Eso es ridículo", comenta un director español, "el centro de la temporada es el Tour. Un favorito necesita correr el Giro para prepararlo. Cuando llegue septiembre estará muy cansado para afrontar con ganas 21 días más de etapas". Víctor Cordero tampoco lo ve claro: "Se alargaría en exceso la temporada y habría que cortar el calendario por arriba".
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