La mayoría de edad

Nuestra Constitución, que, como consecuencia del consenso entre las diferentes fuerzas políticas del país, es en muchos casos ambigua, en otros es clara y terminante. Un ejemplo de su claridad lo tenemos cuando establece que los españoles son mayores de edad a los 18 años. Pese a este hecho indiscutible, los padres, arropados por un segmento nada despreciable de la población adulta, siguen creyéndose con derecho a decidir sobre las vidas de sus hijos aun cuando éstos ya no sean menores. Ante esta situación, mucho más generalizada de lo que se dice, y que atenta contra la soberanía de un buen número de jóvenes, es preciso que los poderes públicos tomen conciencia de que la llamada norma de normas está para que se cumpla, y, al mismo tiempo, urge que los jóvenes conozcan los derechos que les concede la ley y no se dejen avasallar por un ejercicio de la patemidad mal entendido-