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La vuelta de Marion Barry

Las imágenes dieron la vuelta al mundo. Agentes del FBI irrumpían en enero del 1990 en un motel de Washington y arrestaban al alcalde de la ciudad, Marion Barry, que fumaba un derivado de la cocaína con una amiga. La operación, una trampa tendida por la policía federal al político negro al que se filmó clandestinamente durante 83 minutos hasta que encendió la pipa de crack, le costó a Barry el cargo y seis meses en una penitenciaría federal.Salió de la cárcel en agosto y el pasado martes fue elegido concejal, con el 90% de los votos, por uno de los distritos más pobres de Washington. Barry, de 55 años, había sido elegido alcalde de Washington por tres mandatos consecutivos hasta su detención y condena.

La anécdota es una de las muchas que ilustran la movilización del voto negro en estas elecciones, la mayor de la historia, y que refleja las esperanzas que ha puesto en el Partido Demócrata, tras una década de frustración y resentimiento por el descenso del nivel de vida de la mayor parte de los miembros de esa minoría.

Veteranos líderes como Jesse Jackson, de tendencia socialdemócrata, o el abogado centrista Ron Brown, presidente del Comité Nacional Demócrata y futuro alto cargo en la administración de Bill Clinton, o la recién elegida senadora por Illinois, Carol Moseley Braun, forman un poderoso grupo de presión en la nueva coalición que ha devuelto la Casa Blanca a los demócratas.

Sobre ellos se eleva el espectro de Malcom X, el líder radical negro de los años sesenta abatido a tiros hace 27 años en Nueva York. Su imagen ocupa estas semanas las portadas de revistas, libros y vídeos que se ocupan de su vida, sus ideas o sus discursos. Este aluvión se debe, en parte, al próximo estreno, el 18 de noviembre, de la polémica película sobre el líder de los mulsumanes negros que ha realizado el director Spike Lee, que se ha convertido en el cronista de una generación que sigue buscando un sitio en la sociedad norteamericana

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