Nadie dio la voz de alarma en el incendio de la discoteca Flying, según los testigos
Los testigos que ayer declararon en el juicio por el incendio de la discoteca Flying de Zaragoza, en el que perecieron el 14 de enero de 1990 43 personas, coincidieron en señalar que nadie dio la voz de alarma. Se registraron contradicciones sobre la situación en que se encontraba aquella noche la puerta de emergencia de la discoteca: mientras los empleados dijeron que estaba practicable y con la persiana metálica subida, algunos clientes supervivientes afirmaron que estaba bajada y que tuvo que ser apalancada por los bomberos.Ayer no hubo nuevas aportaciones para esclarecer el origen del incendio. Hasta el próximo día 11 no se expondrá el informe pericial del catedrático de Medicina Legal Luis Frontela, encargado por la acusación, y que sostiene que el siniestro se debió al calentamiento de unos cables y que su origen fue eléctrico, mientras que el juez lo achaca a la manguera de la calefacción.
Han declarado ya los tres acusados: Francisco Lacruz, encargado de la discoteca, señaló que nadie le enseñó qué hacer en una emergencia; Fernando Merino, responsable de la empresa encargada de instalar el aire acondicionado, negó que se compraran mangueras o moquetas, y el dueño de la discoteca, Faustino Martínez, reiteró que el incendio fue provocado y el local revisado.
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