Yeltsin envía dos regimientos a Osetia del Norte
El presidente ruso, Borís Yeltsin, envió ayer a la república caucásica de Osetia del Norte dos regimientos de tropas para mostrar con claridad su determinación de acabar de inmediato con la primera guerra interétnica que ha estallado dentro de las fronteras de la, Federación Rusa, entre osetios e ingushes. "Tenemos fuerzas suficientes para obligar a respetar la ley a todos los que pretendan violarla", ha advertido Georgi Jizhá, el viceprimer ministro ruso, desplazado al Cáucaso para tratar de controlar el conflicto. En dos días de combates, los muertos se cuentan ya por decenas y tres policías rusos han sido tomados como rehenes por los ingushes. Representantes osetios e ingushes alcanzaron anoche un alto el fuego.
Los representantes de los destacamentos armados ingushes y de las autoridades osetias acordaron ayer un alto el fuego que entró en vigor a las 19.00 hora local (16.00 hora española), según informó la agencia rusa Itar-Tass. El alto el fuego fue acordado en la ciudad de Sputnik bajo la supervisión del viceprimer ministro, Georgi Jizhá.El enfrentamiento armado estalló en la madrugada del sábado en las afueras de Vladikavkaz, la capital de Osetia del Norte, concretamente en poblaciones situadas al este de la ciudad, con un alto porcentaje de población ingush. Esos territorios pertenecieron a los ingushes hasta que en 1946 fueron adscritos por Stalin a Osetia del Norte, tras la masiva deportación de ese pueblo caucásico al Asia Central por su colaboración con los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
La República de Chechenia-Ingushetia -los chechenos son otro pueblo que sufrió las deportaciones estalinistas- fue restablecida en 1957 tras obtener ambas etnias el perdón del Kremlin. Los chechenos se proclamaron independientes, hace un año y desde entonces no obedecen las directrices de Moscú, mientras que los ingushes optaron por seguir dentro de la Federación Rusa y tratar de recuperar las tierras transferidas a Osetia del Norte mediante un proceso negociador.
Diez días atrás, los ingushes que viven en los territorios administrados por Osetia del Norte que reclama Ingushetia -donde suman aproximadamente el 50% de la población- decidieron no obedecer las leyes osetias y empezaron a bloquear carreteras y a tratar de controlar por la fuerza varias poblaciones de la zona. Tras unos primeros enfrentamientos menores a principios de la semana pasada, la guerra abierta estalló en la madrugada del sábado al generalizarse los combates entre ingushes -de Osetia y de Ingushetia- y fuerzas policiales de Osetia y de la Federación Rusa, apoyadas por voluntarios osetios.
En los combates están interviniendo tanques, vehículos blindados y artillería, y los ingushes aseguran haber sufrido ataques desde el aire. Fuentes osetias situaban ayer la cifra de muertos en 21, mientras que los ingushes decían haber sufrido al menos un centenar de bajas mortales. Pero del mismo modo que el número total de víctimas era ayer difícil de evaluar, el número de rehenes tomado por los inghuses no estaba claro anoche tampoco, ya que mientras el Ministerio del Interior ruso daba en Moscú la cifra de tres policías, en Vladikavkaz se hablaba de 80.
Nada más regresar a Moscú de su visita a Astraján, Yeltsin reunió el sábado por la noche al Consejo de Seguridad, que aparentemente decidió el inmediato reforzamiento de las tropas desplegadas en Osetia del Norte, que se concretó ayer en el envío de dos regimientos aerotransportados y de más tropas del Ministerio del Interior, que suman más de 3.000 hombres, según fuentes no oficiales.
"En caso de ser atacadas", advirtió ayer el viceprimer ministro ruso Georgi Jizhá, "las tropas actuarán con decisión y dureza". Jizhá explicó la posición de su Gobierno: "Estamos a favor de la rehabilitación del pueblo ingush", dijo, "pero la revisión de las fronteras conduce a un callejón sin salida que sólo puede desembocar en una guerra a gran escala; y eso no podemos permitirlo".
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