Cuando era pequeñito
Cuando era pequeñito iba al cole, estudiaba una asignatura que creo recordar se llamaba Religión. Tenía catecismos de colores según el curso. He de reconocer que era un poco rollo, pero con la fe que tenía yo en aquella, edad era suficiente para aprobarla con buenas notas. Ahora soy mayor, cristiano, católico y practicante, ¡de qué! Resulta que de pequeños se coge el hábito de leer los horóscopos de las revistas para ver si de mayor serás rico o tendrás novia, y ahora resulta que es pecado. Con la masturbación pasa un caso curioso, que si antes te quedabas ciego, ahora se aceptan atenuantes de costumbres adquiridas o estado de angustia; con la prostitución o la homosexualidad pasa otro tanto de lo mismo.
También me enseñaron a poner la otra mejilla, y ahora puedo matar en legítima defensa. La guerra es justa si no hay más remedio que las armas, y la pena de muerte. Me puedo suicidar si tengo problemas psíquicos graves..., como si las que hasta ahora se han suicidado fueran las personas más felices del mundo.
Luego no creo que sea deber de la religión decirnos que no ir a votar, falsificar facturas, evadir impuestos, manipular la opinión pública, etcétera, es pecado. ¿Serán político-económicos?
Pobre de la persona que sea de mucho comer, porque de continuo estará en pecado. En lo único que no han variado es en que lo que Dios ha unido no lo separe el hombre, aunque sean dos personas que ya no se puedan ver y se están dando de tortas todos los días. En ese caso, es mejor matarse el uno al otro en defensa propia que divorciarse, que está muy feo.— .
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