El Tour vuelve al trazado de la gran montaña para poner a prueba a Induráin
"Durillo, ¿no?", dijo ayer Miguel Induráin al conocer el recorrido de la próxima edición del Tour, una competición que el sólido, bonachón y lacónico ciclista navarro ha ganado en las dos últimas ocasiones. "Ya me duelen las piernas", bromeó su compañero Jean-François Bernard. Para despejar las acusaciones sobre un supuesto diseño a la medida del navarro, los organizadores han puesto el acento en la montaña. La edición de 1993 contará con cinco feroces jornadas de escalada. Para equilibrar la cosa, se mantendrán las contrarrelojes, tres individuales y una por equipos.
Tras la excursión europea del pasado julio, el Tour vuelve a ser una vuelta ciclista a Francia. Atrás quedan los saltos a todos y cada uno de los países vecinos. Signo de que los tiempos no son demasiado proclives al entusiasmo europeista, la edición de 1993 comenzará en uno de los rincones más convervadores de Francia: La Vendée. El presidente del Consejo General de La Vendée y uno de los paladines del no al tratado de Maastricht en el reférendum del pasado 20 de septiembre, Philippe de Villiers, fue ayer el invitado de honor en la ceremonia de presentación del itinerario del Tour.Como manda la tradición, la ceremonia se celebró en el Palacio de Congresos del suburbio parisiense de Issy-les-Moulineaux. Induráin y su gran rival, el italiano Claudio Chiappucchi, se encontraban entre los 2.000 periodistas, alcaldes, patrocinadores, directores de equipo, técnicos y corredores presentes. Recién llegado de su entrevista con el Papa, Induráin recibió como regalo un cuadro abstracto. El "Rey de Francia y de Navarra", como le llama la Prensa francesa, el ganador de la más veloz de todas las vueltas ciclistas a Francia, la última, agradeció el gesto sin revelar la menor emoción. Así pues, la 80 edición del Tour arrancará el 3 de julio del Puy du Fou con una etapa prólogo contrarreloj. A partir de ahí efectuará una vuelta casi perfecta al hexágono francés en el sentido de las agujas del reloj. Su primera parte estará constituida por etapas llanas, que permitirán recorrer las regiones de Bretaña, Normandía y Champagne. Una de ellas, la Dinar-Avranches, será una contrarreloj por equipos de 85 kilómetros. Otra, la novena, en Lac de Madine, será una contrarreloj individual de 65 kilómetros.
La hora de la verdad
El 14 de Julio, fiesta nacional francesa, comenzará la hora de la verdad para Induráin con la etapa alpina Villard de Lans-Serre Chevalier y su puerto del, Galibier, de 2.645 metros de altura. La siguiente, Serre ChevalierIsola 2000, será durísima, con cuatro ascensiones superiores a los 2.000 metros. Chiappucci y los otros escaladores que aspiran a destronar a Miguelón deberán intentar allí el todo por el todo.
Los Pirineos serán los grandes protagonistas de un Tour que contará con 12 etapas llanas, 5 de alta montaña -dos alpinas y tres pirenáicas- y 4 contrarrelojes, si se incluye la etapa prólogo. No habrá cronoescaladas, pero la montaña -20 puertos, 9 de ellos de más de 2.000 metros de altura- será decisiva.
"Hemos diseñado un recorrido muy montañoso, pero con contrarrelojes importantes", dijo Jean-Marie Leblanc, el director de la competición. "Es un itinerario muy equilibrado", afirmó el corredor francés Charly Mottet. "Será un verdadero Tour de Francia", profetizó el irlandés Stephen Roche. "No oculto mi felicidad al ver tanta montaña en perspectiva", añadió el italiano Claudio Chiappucci.
'Demasiados Pirineos'
Si el irlandés Stephen Roche y el italiano Claudio Chiapucci no ocultaban su contento ante el carácter montañoso de la próxima edición del Tour, a Induráin se le asomaba en el rostro una cierta inquietud al comentar: "Hay bastante montaña en relación al pasado año, y muchos Pirineos, con puertos muy duros. Para mí esas etapas pirenaicas van a ser algo fuerte, no conozco sus puertos. Yo hubiera preferido menos montaña o, en todo caso, menos Pirineos y más Alpes".José Miguel Echávarri, director deportivo del equipo Banesto, al que pertenece el campeón navarro, compartía ese análisis: "El recorrido es muy duro y muy exigente. Hay mucha montaña. Los escaladores dirán que no demasiada pero nosotros, la verdad, hubiéramos preferido algo menos".
Pero Echávarri dijo comprender a los organizadores del Tour: "El dominio de Miguel [Induráin] quitaba aliciente y suspense a la prueba, y me parece lógico que la organización haya buscado un mayor equilibrio, una competición más abierta a todas las posibilidades. Los escaladores van a tener así una buena oportunidad y la carrera se va a animar mucho respecto a otros años".
Echávarri apostó, pese a todo, por su corredor. "El mejor es Miguel y va a arrancar en posición de favorito. De aquí al mes de julio nuestro principal problema va a ser prepararle una temporada que le permita llegar en forma a la salida del Tour. Cuando conozcamos los itinerarios de la Vuelta a España y el Giro de Italia, tomaremos las decisiones oportunas para que Miguel llegue al Tour lo más fresco posible. No está decidido si Induráin volverá al Giro o intentará la Vuelta".
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