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LA BATALLA POR LA CASA BLANCA

Florida, el Paraíso cubano

Bush y Clinton enarbolan la 'ley Torricelli' contra el régimen de Castro para atraerse el voto hispano

A Pedro González, de 29 años, nunca antes le interesó votar, pero esta vez sí lo hará. "Quiero que mis hijas tengan la oportunidad de estudiar", es la razón que da. Trabaja en una compañía de fumigación y llegó de niño a Florida como otros muchos miles de cubanos que abandonaron su país huyendo del régimen de Fidel Castro. Él es uno de los cubanoamericanos que en las elecciones del próximo 3 de noviembre darán su voto al candidato demócrata, Bill Clinton, porque le parece honesto y cree que "ayudará a mejorar la economía". La mayoría del exilio cubano, que representa el 10% del electorado en Florida, respalda la reelección del presidente George Bush. Pero . voces como la de González demuestran que esta vez tendrá que librar una reñida batalla para ganar un Estado que en cinco de las seis elecciones pasadas votó a favor del candidato republicano.

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Antes de los debates presidencia les de este mes , las encuestas en Florida mostraban a Bush y a Clinton a la par en las preferencias electorales, con el independiente Ross Perot a considerable distancia, pero sondeos recientes de los mismos republicanos revelan que el contendiente demócrata lleva ahora una ligera ventaja. El gobernador de Arkansas tiene a su favor su origen sureño -como su compañero para la vicepresidencia, Al Gore- y es considerado más conservador que los tres últimos candidatos demócratas, lo que le abre las puertas del electorado en él norte y en la costa oeste de Florida.

Según Darío Moreno, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Internacional de Florida (FIU), los dos grupos de mayor peso electoral en el Estado tienen tendencias definidas: los hispanos del sur, a favor de los republicanos, y los judíos de la costa este, de los demócratas. En cambio, entre los anglosajones protestantes en el oeste y los sureños en el norte la contíenda es muy cerrada.

El académico, de origen cuba no, estima que Clinton tiene posibilidades de obtener votos en el oeste de Florida, porque aunque la población de esa área, formada por inmigrantes de Ohio, Michigan, Indiana y otros Estados del Medio Oeste, son de tradición republicana., los sondeos "muestran mucha insatisfacción con la Administración de Bush".

Igual ocurre en el norte, don de se asentó el grupo más viejo de Florida, que es muy conserva dor, pero pertenece por familia y tradición al Partido Demócrata desde la guerra civil. "Clinton tiene ahí mucho apoyo porque habla el mismo lenguaje del Sur que el grupo tradicional de Florida", señala Moreno. Sin embargo, advierte que el voto sureño ha respaldado aquí desde los sesenta a los candidatos republicanos a la presidencia, por ver muy liberales a los demócratas.

Una política fuerte Para el académico y la mayoría de los analistas políticos, la suerte de Bush en Florida depende más que nunca del voto hispano, al que Clinton también ha corte jado prometiendo al exilio cuba no una política fuerte contra Cuba y respaldando sin reservas, aun antes que el mismo presiden te, la recién firmada ley Torricelli, que endurece el embargo a la isla caribeña. Según Moreno, el apoyo cubano a Bush, que en 1986 alcanzó el 80%, "puede bajar en cifras significativas este año" como consecuencia del es fuerzo de los demócratas por captar parte de este electorado.

Bush se siente amenazado, y lo demostró visitando Miami sólo 11 días antes de las elecciones para reafirmar, en una bien publicitada ceremonia, sus aspiraciones de libertad para Cuba y su intención de "ver caer a Castro". El mandatario reunió a los más destacados dirigentes anticastristas en un hotel de Miami para suscribir en su presencia la Ley para la Democracia de Cuba, promovida por el representante demócrata de Nueva Jersey, Robert Torricelli, apropiándose sin ningún rubor de los méritos de una legislación que sólo un año antes amenazó con vetar.

Clinton, por su parte, no tendrá problemas en disponer del voto de los judíos, el grupo más liberal de Florida, que proviene en su mayoría de Nueva York. Dos terceras partes son demócratas, y aun los conservadores están molestos con la Administración de Bush por su política hacía Israel. Eliazar Mayer, un rabino de Miami Beach, explica que los judíos adinerados están ahora contra Bush porque Israel "jugó al muerto" en la guerra del golfo Pérsico, aguantando los ataques de los iraquíes sin defenderse, "y Sadam Husein sigue ahí", a pesar de las promesas de Estados Unidos de acabar con él. La ligera ventaja de Clinton no es suficiente para descartar un cambio de dirección a favor de Bush en los últimos días de la campana, sobre todo cuando, aún no está claro a cuál de los candidatos afectará el voto de protesta a favor de Ross Perot, que se estima superará el 15%.

Mensaje de cambio en la Pequeña Habana

C. B. En las calles de la Pequeña Habana o en la industriosa Hialeah, hallar admiradores del presidente George Bush es tan común como encontrar pan o café cubanos o hablar castellano, pero hasta este reducto de exiliados del régimen de Fidel Castro está llegando también el mensaje de cambio del candidato demócrata a la presidencia, Bill Clinton.

La imagen conservadora de Clinton, sumada a su promesa de practicar una política fuerte hacia Cuba, está- atrayendo a miembros de la comunidad cubanoamericana resentidos con el Partido Republicano, así como a demócratas que votaron por Ronald Reagan y luego por Bush por sus posiciones contra el comunismo.

Los cubanos de Florida, que suelen ser tan apasionados para defender sus ideas como los cubanos de la isla, pueden expresar por primera vez con Clinton pública mente su respaldo al candidato demócrata sin ser acusados de comunistas, que es el peor insulto que pueden recibir.

Waldo Faura es uno de esos cubanos que cruzaron la línea en favor de Clinton. La razón fue su desilusión con la Administración de Bush al enterarse por la prensa de que Washington pasaba información a Cuba de las actividades del exilio.

Aunque el Departamento de Estado negó a medias el asunto, muchos corno Flaura, que tuvo que abandonar su. país ,hace 33 años, se sintieron traicionados por Bush .Primero apoyó en las primarias al ultraconservador Pat Buchanan, convirtiéndose en codirector de su campana en el sur de Florida, y ahora está trabajando con igual ardor por Clinton, aunque continúa considerándose republicano.

Faura pertenece a un grupo de 13 ex directivos del Partido Republicano que anunciaron públicamente a principios de septiembre su respaldo a Clinton, identificándose como republicanos por Clinton. En su mayoría son conocidos empresarios, políticos y activistas.

Aunque son una minoría, entre los cubanos que apoyan a Clinton figuran respetados líderes anticastristas y ex prisioneros políticos como Eloy Gutiérrez Menoyo, un madrileño de nacimiento que estuvo al frente de una de las columnas guerrilleras contra la dictadura de Fulgencio Batista y luego pasó 22 años en prisión por llevar la contraria a su ex compañero de armas Fidel Castro.

Mientras tanto, el sector conservador del exilio encabezado por la influyente Fundación Nacional Cubano-Americana se mantiene aún al lado de Bush, pero corteja también al gobernador de Arkansas felicitándolo públicamente por su política hacia Cuba. Sólo siete días antes de las elecciones, el líder mismo de la fundación, Jorge Mas Canosa, a quien unos llaman "presidente" y otros ven como el reverso de la moneda de Castro, poco menos que respaldó a Clinton durante una visita de campaña a Tampa, en la costa oeste del Estado entregándole una elogiosa carta en la que le agradece "su apoyo crucial" a la recién aprobada Ley Torricelli, que fortalece el embargo contra Cuba, así como sus posiciones anticastristas.

"Sus palabras sobre Cuba nos han demostrado aquí, en Florida, tanto como al resto de la comunidad cubano-americano de Estados Unidos que no debemos temerle a una administración de Bill Clinton", expresa la declaración de la fundación, firmada por su directiva en pleno. De esta manera, jugando con los dos bandos, la fundación se asegura que quien quiera que gane las elecciones seguirá adelante con la política de Estados Unidos contra Castro.

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