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Los canadienses vuelven a pensar en la economía tras la crisis constitucional

ENVIADO ESPECIAL

Canadá vuelve a los negocios: este título a cuatro columnas en la primera página del periódico financiero de Toronto resumía ayer el sentimiento general en el país. Después de la resaca del referendum del lunes, en el que el 55% de los votantes rechazó un nuevo orden constitucional, los políticos han decidido aparcar un debate sobre la Constitución que parece irresoluble y lanzarse de lleno a lo que, según los sondeos, preocupa realmente a la opinión pública: la situación económica, marcada por una fuerte recesión importada de Estados Unidos.

El primer ministro de Quebec, el liberal Robert Bourassa, aseguró el martes que a partir de ahora su máxima prioridad será la de tranquilizar a los inversores extranjeros y explicarles que "la amenaza de un desmantelamiento de Canadá no es inminente".

Bourassa añadió que el fracaso de la fórmula constitucional acordada por los Gobiernos federal y provinciales no tenia por qué provocar irracionalidades en el sistema económico. El primer ministro quebequés formuló una primera propuesta para reanudar los hilos del diálogo con el Gobierno federal: que las dos Administraciones coordinen su acción en materia de formación de mano de obra, lo que permitiría ahorrar, según él, unos 265 millones de dólares canadienses al año (24.000 millones de pesetas).

Subida del dólar

El primer ministro de Ontario, la provincia más industrializada del país, Bob Rae, del Nuevo Partido Democrático (de centro izquierda), afirmó también el martes: "Nuestro objetivo será ahora crear empleos y hacer que este país funcione mejor", "No veo por qué el resultado del referéndum debe afectar el clima de los negocios en esta provincia o en el resto del país", añadió.Las cifras parecen justificar el optimismo del jefe de Gobierno de Ontario. El dólar canadiense empezó a subir ligeramente el martes en los mercados financieros, lo que permitió a la Banque de Montreal, seguida por todas las demás instituciones de crédito, bajar sus tipos de interés medio punto, medida acogida con alivio en un país que necesita con urgencia reactivar su economía. "Los mercados odian la incertidumbre, y la incertidumbre ha terminado", explicaba ayer un financiero de Toronto.

Después de sus declaraciones iniciales en la noche del lunes, el primer ministro federal, el conservador Brian Mulroney, no ha dejado oír su voz, y el silencio de Ottawa contrasta con los esfuerzos de los Gobiernos provinciales para intentar quitar dramatismo al resultado del referéndum.

Todos los periódicos canadienses especulaban ayer sobre el futuro político de Mulroney, que parece muy comprometido. El primer ministro federal tiene previsto reunirse hoy con los miembros de su Gabinete y con la dirección de su partido para informarles de sus intenciones, que desconocen aparentemente sus propios colaboradores políticos.

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