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González y Guerra plantean dos discursos políticos diferentes, según los renovadores

La aseveración del presidente del Gobierno, Felipe González, de que no tirará del carro del PSOE si queda en minoría ha dado pie al sector renovador de este partido para afirmar que se ha plasmado la existencia de dos discursos. Uno, abierto a la sociedad, representado por ellos y encabezado por Felipe González, y otro, más pendiente de un único sector social y que se centra en el poder de la actual cúpula federal y las regionales alineadas con el guerrismo. El ex ministro José Barrionuevo ha sido muy explícito al declarar que "el domingo hubo dos discursos" en Las Ventas.

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El mitin del pasado domingo no ha servido para cerrar el enfrentamiento entre los dos sectores socialistas en pugna, aunque sí lo ha atemperado, ante la garantía dada por Felipe González de encabezar las listas electorales y el éxito de público alcanzado en la plaza de Las Ventas. Guerristas y renovadores se congratulaban ayer por ambas cosas.

Sin embargo, los discursos de Felipe González y de Alfonso Guerra son considerados antitéticos por los renovadores. Estos se agrupan en torno a la posición que representa Felipe González, porque interpretan que el jefe del Ejecutivo quiere dirigirse, a toda la sociedad, no sólo a un sector, y, además, desde el punto de vista interno, quiere contar con ellos, a pesar de que en su mayoría no forman parte de las ejecutivas, fe deral y regionales del partido. Los renovadores atribuyen a la ejecutiva y al guerrismo el deseo de enrocarse en sus puestos y apoyarse en exclusiva en el control del partido.

Ayer, el presidente de Castilla-La Mancha, el renovador José Bono, tras negarse a que se le etiquetara, dijo: "Siento mucho orgullo de ser socialista, pero no creo que sea legítimo pensar que el partido socialista es más mío, que el de un ciudadano que nos vota... Es absolutamente necesario que el partido esté permanentemente abierto a lo que la sociedad demanda. El partido tiene que luchar por aquéllo que la sociedad quiere y no pueden invertirse los papeles".

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Los renovadores hacen otra consideración de carácter interno. El hecho de que González pidiera, en nombre de su conciencia, que no se le exija liderar a la mayoría si queda en minoría, se traduce como su negativa a liderar el guerrismo.

No gestionar el guerrismo

El secretario general de la Federación Socialista Madrileña (FSM), Teófilo Serrano, manifestó ayer: "Lo importante del mitin es que el proyecto socialista está muy ligado a Felipe González. Yo le iba a pedir [Serrano abrió el mitin de Las Ventas] que encabezara una vez más el proyecto socialista, pero me ahorró el trabajo al adelantarse a través de la prensa. Después de decir que si quedaba en minoría no tiraría del carro, confío que la actual dirección del partido no presente un proyecto distinto al que está dispuesto a encabezar Felipe González".

Según expresión de uno de los renovadores, González ha venido a decir que "no gestionará el guerrismo", de la misma forma que en 1986 dejó claro que podría abandonar la presidencia del Gobierno si los españoles votaban en contra de la OTAN. "¿Quién gestionará el no?", fue la pregunta que lanzó al aire en esos días Felipe González, y que ahora recogen los renovadores para apoyar sus tesis.

Alejandro Cercas, de la Comisión Federal del PSOE y renovador, tras admitir la importancia de que González se comprometa a seguir encabezando el proyecto socialista, dijo: "La renovación no es patrimonio de nadie y tiene que darse en el conjunto del partido".

Manuel Escudero, ex coordinador del Programa 2.000 y próximo a los renovadores, dijo que "se sigue haciendo una política con la mentalidad de la transición, con una idea de superprotección de los partidos, a través de una elección cerrada, una forma de financiación...".

Sin embargo, miembros de la ejecutiva en ningún caso quieren ver en las palabras de González alusiones a la situación interna del PSOE. "El presidente ha querido decir que tiene que gobernar para todos los españoles y no para dar gusto a las bases del partido". En todo caso, hay coincidencia de que, con sus palabras, Felipe González ha puesto difícil la posibilidad de controversia dentro del partido y, en cierta forma, "ha inhibido el debate".

Los miembros de la ejecutiva creen que el presidente está dando avisos para después de las elecciones legislativas. "No se puede referir a esta etapa, dado que el partido no pone objeciones a las medidas que salen del Consejo de Ministros", afirmó un destacado dirigente socialista. Guerristas y renovadores coinciden en el hecho de que "el debate de la sucesión se ha zanjado".

La aceptación que se observa en la ejecutiva del deseo de González de hacer la política que estime oportuna, no es tal en los miembros de la corriente crítica Izquierda Socialista. "Hay que congratularse porque ya tenemos cabeza en el proyecto, pero lo lógico es que entre todos se forme el cuerpo", dijo Antonio García Santesmases.

Para este miembro del comité federal, el problema está en que, "para no herir la conciencia de uno, haya que anular la conciencia de todos los demás". A su juicio, un proyecto político no puede estar ligado "a la conciencia de una persona". Su conclusión más positiva es la de que, al presentarse el jefe del Ejecutivo a las elecciones, "se acabará la carrera por demostrar quién quiere más a Felipe González".

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