Van que se matan
En los autobuses escolares, nuestros hijos van a toda mecha, no por las calles del centro de la ciudad, que con los atascos no es posible, pero sí por la periferia de Madrid. La mayoría de los autobuses escolares van más aprisa de lo que dictan las normas, la prudencia y la responsabilidad de transportar esa mercancía tan especial, es decir, niños. Ya que las autoridades competentes sólo saben ir a los entierros, quisiera hacer una llamada de atención a los conductores de este tipo de transporte tan valioso para que, por favor, disminuyan un poco la velocidad. Yo prefiero no tener que llorar.-
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