Irlanda invoca 'el espíritu del 82'
El rival de la selección española se ha convertido en víctima de sus propios éxitos
La selección española vuelve esta noche al estadio Windsor Park, en Belfast, donde, en su última visita, el 8 de febrero de 1989, ganó por 0-2. Tratándose de un partido de la fase previa del Mundial 94, se apunta como lógica una nueva victoria del equipo, ahora dirigido por Javier Clemente, sobre una Irlanda del Norte que lucha por volver a su época dorada. Los malos resultados de los últimos partidos han provocado críticas entre la afición.
Los murmullos aumentaron cuando los verdes iniciaron su caminar hacia el Mundial de Estados Unidos cediendo un empate a dos ante Lituania. En Belfast, el blanco de la ira fue el seleccionador, Billy Bingham, por haberse equivocado tácticamente y haber perdido la brújula en un encuentro que su equipo ya ganaba por 2-0 en el minuto 16.De esta forma, el público se mostró poco comprensivo con el hombre que ha dado vida y milagros al modesto fútbol norirlandés. Bingham se ha convertido en la víctima de sus propios éxitos. Consiguió que su selección se clasificara para los Mundiales de España 82 y México 86. Puso el listón tan alto que no clasificarse para Italia 90 fue considerado como un fracaso. Ahora el hecho de que esté incluida entre los pardillos de un grupo en el que España, Dinamarca y la República de Irlanda son los favoritos huele a insulto.
Todo esto puede interpretarse como algo sorprendente en un país que existe futbolísticamente desde 1880, pero que sólo cuenta con 1.555 clubes a todos los niveles y 24.558 futbolistas federados.
A la selección, por ejemplo, se le exigía una goleada ante Lituania. Sólo pudo empatar. Se le volvió a exigir una goleada ante Albania en el partido siguiente, y el respetable se enojó porque el 3-0 había incluido un segundo tiempo bastante flojo. Algunos datos, sin embargo, no avalan estos aires de supuesta superioridad. Mientras varios letones actúan en la Primera División austríaca, la materia prima de Bingham no lleva una sobrecarga de quilates.
Modestos jugadores
La relación de sus jugadores y su procedencia resulta tediosa, pero elocuente. Los porteros son Tommy Wright (Newcastle, un segunda división inglés) y Alan Fettis (Hull, un tercera). Entre los defensas se incluyen Gerry Taggart y Gary Fleming (Barnsley, un segunda) al lado de Steve Morrow, que vive sus sábados en el equipo de reservas del Arsenal. En el centro del campo se encuentran John Magilton (Oxford, un segunda), Keith Rowland (Bournemouth, un tercera), Kevin Wilson (Notts County, un segunda), Bernard McNally (West Bromwich, un tercera) y Kingsley Black, el único que actúa, con el Nottingham Forest, en la División de Honor. Los delanteros son Colin Clarke (Portsmouth, un segunda), Ian Dowie (Southampton, un primera), Jimmy Quinn (Reading, un tercera) y el único emigrado de verdad, Michael Hughes, fichado este verano por el Racing de Estrasburgo y que aún no ha marcado en el campeonato francés.
La mayor concentración de productos de Primera se descubre en la defensa, en la que siguen Mal Donaghy (Chelsea), con 35 años; Alan McDonald (Queen's Park Rangers), que hoy cumple 29, y Nigel Worthington (Sheffield Wednesday), que está a punto de cumplir 31. Hacer con tamaños mimbres cestos de categoría mundial equivale a una medalla.
Orgullo
El éxito más importante de Bingham es que, mientras las figuras de Inglaterra y Holanda, por ejemplo, parecen reservar sus peores actuaciones para el equipo nacional, Irlanda del Norte logra que los resultados superen la suma de sus componentes. El orgullo de vestir la camiseta es una de sus premisas. También lo son el espíritu y la continuidad.
Malachy Martin Mal Donaghy lo tiene claro. Para vencer a España habrá que invocar el espíritu del 82, una fórmula que sucriben acto seguido desde el seleccionador al portero suplente. Donaghy describe como "la hora más sonada del fútbol norilandés" la victoria sobre la selección de José Emilio Santamaría en Valencia durante el Mundial de España. Mal fue el malo de la película al ser expulsado, pero, según él, "eso dio más valor al gol de Gerry Arrnstrong y el 0-1 final". "De todas formas", advierte, "evito estos días entrar en conflicto con los árbitros".
"La clave contra España", declara Donaghy, "será recuperar el espíritu del 82; reconocer que ellos son los favoritos, pero estar dispuestos a trabajar a fondo y aprovechar las ocasiones. El hecho de tener un seleccionador nuevo puede ser un arma de doble filo: pondrán mucho entusiasmo, pero podrían enloquecer para agradar al jefe".
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