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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Hospitalización digna

Después de leer la información y el editorial aparecido en su periódico del día 27 de septiembre respecto al derecho a una muerte digna, no puedo por menos el plantear otra situación que me resulta igualmente importante: el derecho a un ingreso hospitalario digno.El tema puede parecer muy amplio, pero en este caso quiero referirme, a un aspecto del que soy especialmente sensible: la triste soledad del ingresado en una UCI. Lo ilustraré con una experiencia personal. Hace algún tiempo tuve que presentarme con mi hijo de cuatro años, aquejado de una fiebre elevada y manchas en todo el cuerpo, al servicio de urgencias de un conocido hospital madrileño. A la vista de un rápido reconocimiento le diagnosticaron una meningitis menigococia e inmediatamente fue ingresado en la mencionada UCI. A partir de ese instante, y a lo largo de tres días, el único con tacto con mi hijo fue de dos visitas diarias, de media hora de duración, en las que no podré olvidar la expresión de indefensión y tristeza de mi hijo, sin poder en tender por qué lo abandonábamos en semejante situación. En esos momentos terribles todo el deseo mío y de su madre sería estar a su lado físicamente, acompañándole en tan doloroso trance. Este deseo tan humano no se contempla en absoluto dentro de las normas de funcionamiento de cualquier hospital. Probable-. Pasa a la página siguiente

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mente esta experiencia de separación la habrán experimentado muchas personas que puedan leer estas líneas y les parezca un acto natural en función de las atenciones médicas que en ese momento está recibiendo el enfermo. No puedo entender que, salvo en momentos muy concretos (operaciones quirúrgicas, etcétera), la compañía de un familiar próximo -uno solo, adulto y de comportamiento responsable- pueda entorpecer el funcionamiento de una unidad de este tipo; más aún, creo que en algunos casos podrá ser una ayuda. Y, por supuesto, la satisfacción moral de estar compartiendo un momento dolorosamente importante con un ser querido es, simplemente, fundamental.

En el caso de mi hijo el diagnóstico inicial fue erróneo y, afortunadamente, todo quedó en una amarga experiencia.- Rafael Hernández Benito

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